En una tanqueta plástica ennegrecida, dos empleados de la terminal de ómnibus de Santa Amalia, al sur de La Habana, vierten una porción de cloro en veinte litros de agua. Antes que comiencen a rodar de nuevo por la ciudad, con una vieja frazada, le pasan superficialmente por los asientos, pasamanos y ventanas de los ómnibus de las rutas P-9 y P-10.
Un poco por la premura e irresponsabilidad, y para ahorrar cloro que luego venden entre los trabajadores, 20 de los 45 ómnibus no son higienizados. Agustín, chofer de la ruta P-10, guarda en una jaba dos pomos de cloro puro que por diez pesos compró a los empleados de su terminal. “Mi mujer lo coge para blanquear la sábanas, limpiar la meseta de la cocina y los azulejos y taza del inodoro. Me parece ciencia-ficción eso de que la gente se infecte con el coronavirus por tocar un pasamano de la guagua”.
Desde las 8 de la noche hasta las 2 de la madrugada del último sábado y domingo, el bar Imperio, Vedado, estuvo repleto de usuarios. Después, varios periodistas e intelectuales independientes lo alquilaron cuatro horas más, para apara celebrar la liberación del artista visual Luis Manuel Otero. Más de cincuenta personas entre empleados, custodios y parroquianos. El humo de los cigarrillos se impregnaba en la ropa y el reguetón sonaba a un volumen moderado.
Cuando le pregunté a uno de los empleados del bar qué medidas habían tomado para evitar el contagio del coronavirus, se puso las manos a la cabeza, fue hasta una despensa y regresó con una botella de agua clorada. Fue entonces que un custodio empezó a untar esa solución en las manos de los clientes.
Josuan, médico que labora en el aeropuerto internacional José Martí, asegura que están dispuesta diversas medidas, pero algunas no se cumplen, otras se ejecutan a media o no cuentan con la tecnología adecuada para detectar los síntomas del Covid-19 entre los turistas y visitantes que arriban por las terminales aéreas de la isla.
“Todos los que han dado positivo al coronavirus, pasaron por aeropuertos y no fueron descubiertos. Sí, hay termómetros para detectar la fiebre, pero el coronavirus se activa dos semanas después de inocularse en el organismo. En un principio se previó hacer una una semana de cuarentena en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, pero los turistas se quejaron, ellos vienen con estadía de todo incluido y una fecha de regreso. Y como el gobierno tiene que pagar el costo de esas pruebas, solo se ponen en cuarentana los casos que vienen de naciones sospechosas. No se está trabajando con rigor. Se ha desplegado una estrategia correcta, pero a la hora de cumplir los protocolos, el personal que supuestamente debe velar para que el coronavirus no entre en Cuba, no está haciendo bien su labor”.
En la nota publicada el 18 de marzo en Cubadebate, donde se anunciaba el primer deceso por Covid-19 en Cuba, un italiano de 61 años, y se reportaban tres nuevos infectados con coronavirus, muchos de los más de 130 comentaristas pedían que se cerraran la frontera. «Van a ocurrir más contagios y muertes si no se pone en cuarentena al país, acaben de cerrar el turismo y poner en cuarentena las ciudades donde hay casos. Cuba tiene una población envejecida, con graves problemas y serán los más afectados. Piensen en nuestros padres y abuelos, en las embarazadas, en los niños, en todos en general. Acaben de tomar conciencia y no olviden las medidas de higiene. Acaben de suspender las clases y cerrar el turismo», escribía un lector que firmó con el seudónimo de Cuarenten Social.
Niurka, epidemióloga, opina que existe “bastante apatía e irresponsabilidad ciudadana, incluso entre un estamento de las instituciones que debieran velar por el control del coronavirus. Para los casos que se han producido, todos importados, ninguno local, las medidas son adecuadas. Pero si el número de contagiados se eleva, entonces se desplegaría una batería de medidas más drásticas. De momento no es necesario cerrar las escuelas o poner en cuarentena a determinado municipio, provincia o el país completo. La morbilidad del Covid-19, por ahora, no es para alarmarse. Pero hay que estar preparados y cumplir con rigor una serie de disposiciones que no se están cumpliendo por indolencia. Me preocupa que muchos cubanos no están tomando seriamente el coronavirus, un tipo de pandemia que se desata de ahora para luego y es muy complejo controlarla. Si el virus se desata en Cuba, pone en tensión al MINSAP: la mayoría de las camas de los hospitales serían ocupadas por los casos de coronavirus y las autoridades tendrán que hacer más gastos en medicamentos y kits para realizar las pruebas. La prevención se debe tomar más en serio”.
Dos especialistas en enfermedades respiratorias consultados, no coinciden en sus diagnósticos. Uno de ellos, con dos décadas de experiencia, considera que el gobierno debió cancelar todos los vuelos desde Asia y Europa. “Incluso cerrar durante dos meses el sector turístico. La realidad está demostrando que los casos detectados fueron importados, vien por cubanos que viajaron al exterior o turistas que arribaron a Cuba.. El costo económico será muy elevado. Tener en cuenta que las divisas entran por remesas familiares y por los turistas, y no tanto por la exportación de servicios médicos, que ha disminuido considerablemente. La estrategia de no cerrar por determinado tiempo el turismo pudiera costar caro. Quiera Dios que el número de casos no crezca hasta un número crítico, porque después será muy difícil reducir. En el estado actual de la economía y el deterioro de la salud pública, el coronavirus puede rebasarnos y generar una crisis humanitaria”.
Otro especialista es más optimista. Lleva quince años trabajando como alergista y piensa que las autoridades han desplegado una serie de opciones de acuerdo al número de casos. “Otra cosa es la efectividad. Pero con las medidas actuales, si se hacen bien las cosas, el número de contagiados no debe crecer. Al solo tener fronteras aéreas y marítimas es más fácil controlar la enfermedad. El personal se ha preparado en diversos cursos exprés promovido por la OMS y OPS. Aunque la salud pública, en el orden material, ha sufrido un retroceso, seguimos contando con un personal altamente calificado. Tenemos excelentes profesionales para frenar el virus. De momento no hay que suspender las clases, ni aplicar una cuarentena parcial o total. El número de casos no obliga a ello. Dejando a un lado la política, creo que el gobierno de Cuba ha manejado el coronavirus mucho mejor que el de Estados Unidos, a pesar de los magníficos especialistas estadounidenses y el impresionante desarrollo y capacidad de despliegue que tiene el Control de Enfermedades ubicado en Atlanta que es de lo mejor del mundo. El tiempo dirá quien hizo bien o mal las cosas».
Entre la ciudadanía hay más dudas que certezas y demasiadas falsas teorías, apuntaladas de manera subliminal por el propio régimen. Elaine, estudiante de onceno grado, dice que no le preocupa el coronavirus, pues “en Cuba ya existe una vacuna para frenar la enfermedad”. El propio MINTUR ha desplegado una campaña para frenar la caída entre un 30 y 40 por ciento del turismo, con la creencia de que el calor y las playas son una barrera natural contra el Covid-19.
Tatiana, investigadora de biotecnología, asegura “que es completamente falso que en Cuba se haya descubierto una vacuna contra el coronavirus. También es mentira que el calor reduce o inhibe el virus. Es cierto que algunas gripes, a determinada temperatura, desparecen, pero tienen que ser superior a 40 o 60 grados. Y en Cuba, en esta etapa de primavera, la temperatura ronda los 30 grados. Repito, ni se ha descubierto ninguna vacuna, ni está demostrado que el interferón sea totalmente eficiente o que el calor elimina el coronavirus”, expresa.
El periodista Michel Suárez, entrevistó para Diario de Cuba al científico hispanocubano Eduardo López Collazo, sobre la supuesta ‘curación’ milagrosa de miles de pacientes chinos aquejados por el Covid-19, y el especialista dijo que el interferón “es útil en aquellas enfermedades con virus implicados. Se está utilizando en personas graves con Covid-19 y que tienen neumonía”, pero es un error afirmar que puede curar el coronavirus.
Según López, “el interferón es una citoquina, una molécula que tenemos normalmente en el cuerpo, que es producida por nuestras defensas para evitar las infecciones virales e incluso en algunos contextos de cáncer”. Sin embargo aseguró que esto “es conocido desde el siglo pasado, no es ningún secreto, se descubrió hace muchos años”. El reporte desmiente que un hospital de Sevilla, España estaría utilizando interferón de tecnología cubana.
En una respuesta por escrito, el Ministerio de Sanidad español dijo que “en estos momentos no se está utilizando ese medicamento”. Aunque el presidente designado Miguel Díaz-Canel se queja de que la redes sociales han desplegado una campaña para desacreditar la estrategia de las autoridades en su enfrentamiento al coronavirus, el propio gobierno, mediante su aparato mediático, ha lanzado falsas noticias o las ha manipulado.
Cubanos de a pie, mal informados o por la indiferencia de siempre, no tienen entre sus prioridades al Covid-19. Un segmento importante de la población no evita las conglomeraciones ni las extensas colas. La necesidad de comprar comida, artículos de aseo o medicamentos los obliga a no cumplir con las indicaciones para evitar el contagio.
Tampoco se está evitando darse la mano, abrazarse o besarse en la cara. Mientras espera para comprar las tres libras de papas que le tocan por la libreta, José Manuel, jubilado, dice que el virus es una gripe más. «Cuando apareció la Influenza, a principios del siglo pasado, se murieron millones de personas. Después se descubrió una medicina y todo volvió a la calma. Este virus mata menos que otros. Es propaganda del gobierno, para desviar la atención de lo mala que está la situación interna. Lo principal aquí es la jama. Sin jama nadie sobrevive. Si me voy a morir de un virus, es una ruleta rusa. Pero si no como, me voy del aire”.
Otros abordan el tema como si fuera un chiste. “¿No te sabes el último cuento sobre el coronavirus?”, le pregunta un señor a otro en la cola para comprar una bolsa de yogurt. “No”, responde. “El coronavirus viene en camino y cuando pasa por encima de Cuba, llama a su jefe en China para saber si desembarca en la Isla. No sigue para Estados Unidos, que el coronavirus anterior que está enterrado en Santiago de Cuba ya hizo su trabajo”. Tras las risas, el cuentista se pone serio y comenta: “Sin aseo, comida ni medicinas, dime tú de qué manera podemos enfrentar al coronavirus si le da por sacudir la mata. Arrasa, ¿tú sabes la cantidad de viejos que come una sola vez al día?”.
Aunque en una entrevista a la BBC, Jarbas Balbosa, subdirector de la OPS coincide con las autoridades cubanas de“que las medidas para intentar reducir la velocidad de la transmisión deben ser adoptadas de una manera racional, de una manera que pueda efectivamente disminuir la transmisión y sobrecarga de los servicios salud, los sistemas de salud deben prepararse para el peor escenario”.
La sensación que se percibe es de conformismo e indiferencia en un sector importante de la población. Excepto algunas voces críticas de médicos y especialistas, quienes consideran se debió hacer más, los cubanos cumplen a medias o no cumplen las normativas para combatir el virus. Sus prioridades son otras. Hacer colas para comprar comida, artículos de aseo y medicamentos. El relato del coronavirus lo viven en la distancia, como si fuera un culebrón por entregas.
Iván García
Foto: Habaneros con nasobucos, como en Cuba le dicen a las mascarillas higiénicas. Tomada de El Estornudo.
Nota.- El Ministerio de Salud Pública informaba que hasta el 21 de marzo a las 12 de la noche en Cuba había un total de 35 pacientes ingresados en diferentes hospitales de la isla, todos confirmados de tener coronavirus. De los 35 casos, 20 correspondían a ciudadanos cubanos. En los centros de aislamiento y atención creados para vigilancia clínico-epidemiológica se encontraban 954 ingresados, de ellos 255 extranjeros y 727 cubanos, 489 casos se evaluaban como sospechosos. Otras 30,773 personas eran vigiladas en sus hogares desde la atención primaria de salud. Hasta el momento, Cuba no tenía transmisión autóctona de la enfermedad, los casos han sido importados, o sea introducidos en el país por turistas o cubanos que han entrado a la Isla procedentes de Italia y España, entre otras naciones donde el Covid-19 ha contagiado a miles de personas y provocado cientos de fallecimientos.