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No fui fan de Juana Bacallao
Juana Bacallao (La Habana, 1925-2024)

No fui fan de Juana Bacallao

Aunque no fui fan de Juana Bacallao, nombre artístico de Neris Amelia Martínez Salazar (La Habana, 1925-2024), una mujer alegre que desde los escenarios divertía al público con sus chistes y ocurrencias, pensé que hasta su lecho final sería acompañada, como mínimo, por un centenar de seguidores, casi todos mayores, porque los jóvenes no la conocieron.

Pero en las fotos publicadas en redes sociales y medios independientes, al Cementerio de Colón solo se ven veinte y pico de personas, incluido el ministro de la incultura, que le mandó una corona, la única que tuvo, no sé si por falta de flores o por su alto costo. Quiero pensar que muchos de los viejos que con ella se rieron hubieran querido ir a la funeraria o al entierro, pero en La Habana no hay guaguas, menos un domingo. Y los ancianos habaneros están mal alimentados, como los del resto de la isla.

Cuando trabajé en el ICRT (1982-1995), muchas veces vi a Juana Bacallao, también por el lobby del hotel Habana Libre, donde en esa época ella era punto fijo. Pero nunca me gustó lo vernáculo, fueran programas como Alegrías de Sobremesa, Detrás de la Fachada y San Nicolás del Peladero o películas cubanas protagonizadas por actores cómicos como Reinaldo Miravalles, Consuelito Vidal y Eloísa Álvarez Guedes. En mi infancia, el único personaje de comics que me gustaba era La pequeña Lulú.

El 7 de octubre de 1966, mi padre, José Manuel Quintero Suárez, falleció a los 57 años. Fue velado en la funeraria Rivero, en Calzada y K, Vedado, la misma donde velaron a la Bacallao, sin apenas flores ni dolientes. Muy distinto fue lo que ocurrió con mi padre en 1966: todo el tiempo el salón estuvo repleto de gente y de coronas. La caja era de caoba con asas de bronce, cubierta por un tul salpicado de rosas rojas y una ofrenda floral, de rosas rojas y blancas, a nombre de su viuda, su única hija y sus dos nietos. Tuvo tantas coronas, que al cementerio tuvieron que ser trasladadas en un carro de bomberos.

Mi padre, barbero de oficio, solo estudió hasta el cuarto grado en su Palmira natal. No fue un hombre famoso, pero sí un hombre fiel: los mejores años de su vida los dedicó a cuidar la vida de Blas Roca Calderío (Manzanillo 1908 -La Habana 1987), el seudónimo por el cual ha quedado conocido el secretario general del Partido Socialista Popular, cuyo verdadero nombre era Francisco Antúnez Calderío: su padre se llamaba Francisco Antúnez y su madre Josefa Calderío (por deseo de Blas, mi padre fue enterrado en la misma tumba de su madre en el Cementerio de Colón). Por eso cuando recuerdo el velorio y entierro de mi padre, que no fue un hombre famoso, me entristece esa fría despedida a una famosa artista habanera de 98 años.

En su teque en el periódico Granma, Pedro de la Hoz y el Martillo, como le decía Raúl Rivero, incluyó el tuiter del puesto a dedo (Díaz-Canel), quien evidentemente desconoce que Juana no tenía familia a quien enviarle condolencias, y un video que al igual que en otro, también del Canal Caribe, los planos son cerrados, para que los televidentes no se percaten del escaso respaldo popular y oficial que tuvo su funeral.

Ante la repercusión que tuvo la hospitalización y el fallecimiento de la Bacallao en medios independientes dentro y fuera de Cuba, en particular entre cubanos radicados en Miami, Granma publicó un segundo teque de Pedro de la Hoz y el Martillo, una nota de Nancy Morejón y otra del Ministerio de Cultura. Lo mejor que he leído en los medios estatales lo escribió la periodista venezolana Lil Rodríguez, se titula «La alegría está de duelo, partió Juana, La Cubana», originalmente publicado en la web de teleSur y reproducido por Cubadebate.

A Lil la conocí en La Habana a fines de los 80 y a pesar de su posición política, la sigo considerando una gran conocedora de la música popular de Venezuela, Cuba, Puerto Rico y el Caribe. Dueña de una fabulosa colección de discos, cassettes, libros, revistas, informaciones, fotos, videos, que pude ver en la habitación en la cual, muy bien organizado, tenía ese valioso material, en el apartamento donde Lil vivió con Uncas, su único hijo, en el edificio Focsa, en 17 y M, Vedado. Entonces, a partir de las 12 de la noche por Radio Rebelde se transmitía El Club Caribe, conducido por Lil Rodríguez, uno de los mejores espacios musicales que tuvo la radio en aquellos años (1988-1991).

En la foto que sale en una entrevista de 2023 en Radio Café Atlántico, descubrí que Lil sigue llevando muy corto su cabello, ahora canoso, y supe que venció un cáncer. Al verla, pensé en mi amigo Juan Carlos Alsar, fallecido en 2022. En varias ocasiones, Juan Carlos y yo visitamos a Lil en el Focsa y tomamos café en su apartamento. Y más de una vez, la conversación la compartimos con Pedro de la Hoz (todavía sin el Martillo) y Guille Vilar, que era bastante liberal y nunca imaginé se transformaría en un tipo servil, a quien Pepe Forte en julio de 2021 le dedicó un programa titulado «Respondiéndole al oficialismo en Cuba. Qué pena de Guille Vilar» y que en You Tube se puede ver.

Aunque no fui fan de Juana Bacallao, en el mes de abril, los cinco posts de mi blog se los voy a dedicar a Juana Bacallao. Es lo menos que puedo hacer por una mujer negra que tantas veces viajó al exterior y a pesar de su soledad y lo difícil, precario y angustioso que era vivir en la Cuba castrista, siempre regresó y decidió morir en su patria.

Tania Quintero

Foto inédita de Juana Bacallao que Eugenio Pedraza Ginori, escritor y director de programas durante más de tres décadas en la televisión cubana, subió a su blog el 4 de junio de 2020, con esta nota: «Mi gran amigo Simón (léase ese tremendo fotógrafo suizo nacido en Quemado de Güines que se llama Simón Escobar), iba un día de hace quince años por el Vedado y la esquina de 21 y 10 se topó con ella, la grande, la inconfundible, la leyenda que despierta sonrisas y buen rollo por dondequiera que pasa. Simón sacó el hierro (la cámara) y apretó el obturador. El resultado es esta foto, nunca antes publicada, que viene al caso porque la gran Juana, la enorme Bacallao de todos los cubanos, la virgen santísima de la guaracha y la improvisación, Nuestra Señora de las Pelucas y los Neceseres, anda por estos días de 2020 cumpliendo 95 años y continúa tan genial como siempre. Juana, bendita tú eres entre todas las mujeres. Cuánta alegría nos has dado. Ojalá nunca te mueras».

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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