Cuando el Instituto de Meteorología anuncia lluvias intensas o la llegada de un huracán, Ricardo, 76 años, jubilado, suele estar la noche sin dormir. Reside junto a otras ocho familias en un ruinoso edificio colindante con la Vía Blanca en la barriada de Luyanó, al sur de La Habana.
Cuenta Ricardo que hace más de treinta años, cuando ampliaron el hospital Miguel Enríquez, una noche colapsaron dos balcones y la pared lateral del inmueble. Parece que el movimiento de tierra y las vibraciones provocaron el derrumbe. Aunque ha sido declarado inhabitable, como muchos edificios en la ciudad, antes de quedarse sin casa, la gente se arriesga a vivir así. Milagrosamente no se ha venido abajo”.
Con la llegada de un simple aguacero, “los vecinos de la zona comienzan hacer apuestas del día y la hora que el cascarón se va a desplomar. Pero el edificio ha resistido el paso del tiempo y las inclemencias de la naturaleza. Eso sí, vivir aquí da miedo. Cada vez que pasa un camión de carga por Vía Blanca, los cimientos se estremecen. Debes tener mucho cuidado de no dar un golpe en la pared, pues se puede venir abajo. Cuando llega un temporal, la mayoría de los vecinos se van a la casa de sus parientes. Yo prefiero quedarme, cuidando mi propiedad”.
Según Ricardo, las autoridades siempre pasan por el lugar y dicen que van a darles casas. «Pero todo se queda en promesas. Ahora, con la crisis que está cayendo en el país, ni siquiera pueden gestionar un albergue transitorio. Mis oraciones al Señor han mantenido al edificio en pie”.
Aunque el epicentro de la tormenta tropical Idalia pasó a más de 250 millas de La Habana, las lluvias y rachas de viento entre 55 y 65 kilómetros por horas, provocaron 14 derrumbes parciales solo en el municipio Centro Habana. 592 personas fueron evacuadas y en las zonas bajas hubo inundaciones. Más de 20 mil consumidores fueron afectados por las averías en los circuitos eléctricos.
Mireya, ama de casa, residente en el municipio Guanabacoa, al sureste de la capital, llevaba 48 horas sin luz. “Si la Defensa Civil y otros organismo del Estado hicieran sus deberes, cortaran las raíces de los árboles, recogiera los desechos que se acumulan en las calles y destupieran el alcantarillado, estoy convencida que no hubieran ocurrido apagones”.
En la provincia Artemisa, a 60 kilómetros al oeste de La Habana, 117.434 personas continuaban con apagones. La provincia más afectada fue Pinar del Río, donde el 72% de la población no tenía electricidad. En los municipios de Guane, Sandino, Mantua, San Luis, San Juan y Martínez, Viñales y Consolación del Sur se registraron rachas de vientos superiores a 100 kilómetros por horas y lluvias torrenciales.
Yazmín, maestra de una escuela primaria en Sandino, cmunicipio con algo más de 30 mil habitantes, dijo a Diario Las Américas, que “aunque ya Idalia se fue, todavía llueve con fuerza a intervalos en la zona. Vivo en un edificio que tiene filtraciones y problemas constructivos. El drenaje de la calle no funciona. Con un chubasco el pueblo se inunda. Lo peor es que la gente no puede comprar provisiones ni reparar el techo de su casa porque el Estado no vende comida ni materiales de la construcción a la población. Ni siquiera puntillas. Los que que viven en chozas y viviendas vulnerables, colocan sacos de arena o tierra en el techo, para que el viento no levante las tejas”.
El día después del paso de un huracán por Cuba o si llueve con intensidad, se acrecientan todos los problemas. “En el pueblo hay un cajero y no tiene dinero. En las bodegas no han llegado los mandados completos del mes. Como no hay luz, se salcochan unos boniatos y se come pan viejo. Los que tienen dinero van a la ciudad de Pinar de Río, a 80 kilómetros de Sandino, y en los negocios particulares compran galletas y embutidos, porque en Guane, San Juan y Martínez y San Luis hasta las tiendas por divisas están peladas”, expresa Yazmín
Sandino es un pueblo-cárcel fundado por Fidel Castro en 1964 durante los enfrentamientos de guerrillas anticomunistas contra el régimen en el Escambray. Miles de campesinos y sus familias, oriundos de la antigua provincia Las Villas, específicamente en las montañas del Escambray, epicentro de la contienda, a la fuerza fueron deportados y ubicados a 500 a quinientos kilómetros de su lugar de origen.
Ramón, obrero agrícola residente en el poblado del Cayuco, en el extremo occidental de Pinar del Río, asevera que “las condiciones materiales de la mayoría de los pobladores son muy malas. Esta provincia ha tenido la desgracia de sufrir el paso de siete u ocho ciclones en lo que va de siglo XXI. Hay personas que perdieron sus casas hace quince años que todavía viven en ranchos sin ningunas condiciones y cocinan con leña”
Más del 60 por ciento de las personas que perdieron sus viviendas hace once meses, tras los embates del huracán Ian, aún no han podido reparar sus viviendas. “Muchos están viviendo en conucos o en varas en tierra improvisadas, con una lona por techo, casi a la intemperie, apenas sin comida. Los dueños de puercos y vacas han perdido sus animales por los robos de los bandoleros o han tenido que sacrificarlos para darle de comer a su familia. Es una tragedia lo que estamos viviendo”, opina Ramón.
Hildelisa, residente en el municipio Guane, explica que “el río Cuyaguateje se desbordó muy rápido. No dio tiempo a evacuarse. El nivel del agua llegaba casi a la cintura. Mi esposo y yo recogimos la arrocera, el refrigerador y el televisor y lo pusimos en la azotea. Con el apagón, la poca comida que teníamos se echó a perder. Luego hay que aguantar el descaro de los funcionarios del gobierno que pasan por aquí, vestidos de verde olivo, como si hubiera una guerra, diciendo que no nos van dejar desamparados. Con ese cuento tienen engañados a los cubanos 64 años”.
El jubilado Ricardo ya no cree las promesas del gobierno. “He vivido lo suficiente para percatarme cuando una persona te dice mentira. Y los funcionarios del Estado, son unos embusteros, oportunistas y comelones. Mira lo gordos que están”. Por eso cuando anuncian la llegada de un huracán, prefiere rogarle a Dios que el edificio donde vive no se desplome. Hasta ahora sus rezos han funcionado.
Iván García
Foto: Además de fuertes lluvias, la tormenta Idalia provocó vientos de 118 kilómetros por hora en Pinar del Río. Tomada de Total News Agency.
Nota.- Recientemente, la provincia de Pinar del Río se vio afectada por el paso de la tormenta Idalia. De 2002 a la fecha, la más occidental de las provincias cubanas, ha sido afectada por los huracanes Ian (2022), Ida y Elsa (2021), Laura (2020), Ike y Gustav (2008), Alberto (2006), Dennis y Wilma (2005), Iván y Charley (2004) y Lili (2002 ).