A pesar de que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Reporteros sin Fronteras y otras instituciones internacionales que protegen el trabajo del periodismo libre, suelen incluir en el mismo equipo devastador a Cuba, Nicaragua y Venezuela, hay una verdad honda, como una puñalada honda, que no se menciona nunca y se queda fuera de esos informes. En esas tres naciones (y en otras) se acosa con saña, se persigue y se encarcela a los a los periodistas independientes, lo que pasa, y es lo verdaderamente grave, es que en la patria de José Martí mataron el periodismo.
En efecto, allí lo eliminaron y en su lugar, se instaló una parafernalia de panfletos dedicados a contar un cuento, a narrar un escenario de falsedades, hipocresías y telenovelas para desvirtuar la vida real y hacerle creer a los lectores en un extraño provenir, en el que se anuncia con alevosía el paso hacia adelante y se retrocede sin remedio a las fórmulas más primitivas de la sociedad.
En Cuba no quedó nada. El poder absoluto, el poder total, arrancó de un tirón todo el periodismo libre, rebelde, esplendoroso que se desarrollaba en la Republica y, al mismo tiempo, sepultó o trató de sepultar, sus raíces que, por fortuna, comenzaron a salir del olvido desde los momentos iniciales del periodismo independiente que, junto a la objetividad y la honestidad, ha recuperado la dignidad de la prensa en aquella nación.
Se sabe que en Cuba no hay ni un solo medio público que permita una opinión contraria a las políticas oficiales y que cada vez dan a conocer una pieza medianamente crítica, se debe a alguna bronca interna de los jefes o a un descuido que, de inmediato, le costará el puesto a un funcionario que será internado con urgencia en plan pijama.
La desventaja de la Isla es esa. No hay ni donde colar un texto contra los poderosos y sus barbaridades en las decenas y decenas de periódicos y emisoras de radio y televisión que tienen en función las 24 horas del días con un discurso vencido, viejo y desnudo que a nivel de la calle se resume con una palabra sonora y breve: teque.
Y esa misma circunstancia negativa es la más importante del nuevo periodismo que ya se desempeña en condiciones difíciles porque es de los grupos de comunicadores independientes, desde su experiencia y su labor con pocos recursos y frente a la policía, de donde deberá resucitar con el mismo esplendor, el compromiso con la sociedad y el rigor profesional del periodismo cubano que una vez mataron donde nació José Martí.
Raúl Rivero
Blog de la FNCA.
Dibujo: Tomado de La Réplica.