En medio de botellas vacías de ron añejo y cerveza dominicana Presidente regadas en el patio, cinco personas beben, conversan de deportes y negocios. De fondo suena el reguetón Hasta que se seque el malecón, de Jacob Forever.
Mientras, cuatro muchachas se van turnando una lata escachada de refresco para inhalar una mezcla de cocaína y picadura de cigarro conocida en Cuba como ‘cambolo’.
La fiesta bien puede costar el equivalente a doscientos dólares. Eduardo, funcionario de rango medio en Comercio Exterior, resume los gastos: “Cuarenta y ocho pesos convertibles las dos cajas de cerveza; cuarenta cuc, cinco botellas de ron añejo; veinticinco, cuatro kilos de pollo y dos latas de atún para picar y cien cuc en drogas y putas”.
¿Y qué celebran?. “Nada en especial. En Cuba se celebra cualquier cosa. Lo mismo un éxito que un fracaso. No vamos a resolver la crisis económica cogiendo lucha. Cuando uno hace un dinerito es sinónimo de fiesta, riquera y pachanga. No hay más ná”, comenta Armando, dueño de un negocio particular de reparar automóviles.
Ya es habitual, al menos en La Habana, que un grupo de amigos alquilen una piscina o casa y entre comida, reguetón y prostitutas se diviertan. En el verano, jineteras como Elisa suele aprovechar la etapa de vacas gordas para llenar su billetera.
En bares privados, discotecas y zonas céntricas, las jineteras merodean sin mucha discreción. Se conocen a la legua. Faldas cortísimas ceñidas al cuerpo y perfumes penetrantes.
“Los clientes caen como las moscas a un dulce. He tenido noches de hacer hasta 250 cuc. Por la mañana un italiano, en la tarde un español y por la noche un cubano maceta”, cuenta Elisa.
¿Y la crisis económica? ¿Y la nueva etapa de austeridad?. “Eso es para los que le trabajan al Estado. Los que tienen negocios privados, laboran en turismo o inventan dinero por la izquierda, siguen gozando por todo lo alto. Le das la patada a una lata y aparece un montón de jineteras. Cada vez somos más”, precisa Elisa.
Y los pronósticos apuntan a que seguirán creciendo. Al menos así piensa Carlos, sociólogo que reside al sur de la capital. “En períodos de penurias económicas, la gente opta por el camino más fácil para hacer dinero. Durante el período especial, solo entre 1993 y el año 2000, las prostitutas en Cuba se dispararon y se expandieron. Ya no solo se movían en el sector del turismo. Comenzaron a operar entre esa porción de cubanos que tiene negocios y ahora se les puede ver en barrios pobres donde la diversión se resume en beber alcohol y ligar jineteras baratas”.
Se desconoce el número de prostitutas en Cuba. El sociólogo cree que la cifra “supera las 20 mil mujeres en toda la isla. Si sumamos los hombres que se prostituyen puede que la cota frise las 30 mil personas. A ello hay que añadir los que viven del negocio, como proxenetas, policías corruptos, empleados de turismo, dueños de casas de alquiler, taxistas y fotógrafos, entre otros. Estamos hablando de una empresa”.
El boom del turismo en la Isla es una golosina demasiado tentadora para muchas chicas jóvenes que viven auténticos infiernos familiares. “Aunque la mayoría de las que se prostituyen pertenecen a familias disfuncionales, aumentan los casos de jóvenes de familias decentes y sin problemas económicos que jinetean deslumbradas por la buena vida, dinero fácil u obtener una visa”, aclara Laura, ex trabajadora social.
Para 2017 es probable que el número de visitantes extranjeros supere los cuatro millones. Y si el Congreso de Estados Unidos autoriza los viajes de turismo, la cifra podrías rondar los cinco millones.
Los turistas estadounidenses son muy codiciados en Cuba. Tienen fama de ser generosos con la propina y con el pago a la hora de llevarse a la cama a una mujer o un hombre.
Yaité, ex jinetera, actualmente casada con un alemán, considera “que los precios podrían tener un repunte. En los años 80 se pagaba 100 dólares. Luego, por la cantidad de jineteras y porque los turistas que viajan a Cuba no tienen gran poder adquisitivo, la tarifa bajó a 40 y hasta 30 cuc la noche. Ahora puede subir. Y a una prostituta joven, bonita y de buen cuerpo, un yuma le puede pagar hasta 200 cuc”.
Elisa, jinetera, reza a sus orishas para que se haga realidad ese vaticinio.
Iván García
Foto: Tomado del blog De otros mundos.