La selección de fútbol de Cuba fue zarandeada sin compasión por Costa Rica, México y El Salvador, los tres rivales que enfrentó en su llave, en la fase previa de la Copa de Oro (5 al 25 de junio de 2011 en diversas ciudades de Estados Unidos).
Anote estos números en su agenda. 16 goles en contra y una sola perforación en el arco rival. El once de la isla fue un pelele en manos de tres gigantes. Con un fútbol ridículo, de músculo y sin arte, la selección roja y azul demuestra, una vez más, que es una causa perdida.
Desde 1986, las autoridades políticas y deportivas cubanas le prestan especial atención al desarrollo del fútbol. También la FIFA. Cerca de un millón de dólares ha desembolsado el organismo rector del fútbol mundial. Sin resultados.
Entre las opciones tomadas por los jerarcas deportivos está la difusión de encuentros internacionales para incentivar su práctic a niños y jóvenes: Copa Mundial, Eurocopa, Champion League… Aunque los partidos de la selección cubana en la Copa de Oro no se trasmitieron. Quizás por vergüenza.
No está mal que lo intenten. Pero olvidan que Cuba es, ante todo, una nación beisbolera. A ratos, la tele pasa partidos intrascendentes de equipos mexicanos. Sin embargo, en 52 años de revolución verde olivo jamás se ha trasmitido un encuentro de Grandes Ligas, tampoco de los fuertes torneos de Corea del Sur, Japón, República Dominicana o Venezuela.
Es una decisión puramente política. En 1962 Castro prohibió el béisbol profesional y apostó por el amateur. La censura provocó el goteo de deserciones de peloteros cubanos. De 1991 a la fecha, 350 peloteros han huido de su patria.
La medida ha sido una tontería. Y gruesa. Ya pasó a la historia la época del falso amateurismo, practicado en los antiguos países comunistas. Atletas que entrenaban y competían todo el año con salarios de obreros. El deporte de alto rendimiento requiere profesionalidad y especialización. Y el deportista debe recibir un salario acorde a su calidad. No hay otra.
El resultado de esa miopía política lo tenemos en el fútbol local. En cinco décadas no ha logrado resultados meritorios. Lo mejor sucedió sucedió en 1938, cuando de carambola participamos en una Copa del Mundo. Por aquellos años, se jugaba un fútbol de nivel. Había una liga decente, con la participación de españoles o sus descendientes que vivían en la isla.
Pero el béisbol es la pasión numero uno del cubano. Mientras sus torneos se juegan con miles de fanáticos en las gradas, la competencia nacional de fútbol no despierta interés.
Si quiere aburrirse, le invito a un partido balompié criollo. Solo un masoquista podría perder su tiempo en observar durante 90 minutos cómo el balón vuela sin lógica de un lado a otro de la cancha, y ver a 20 morenos correr desordenadamente por un terreno que es un verdadero patatal.
A pesar de ese juego chapucero, los fanáticos al fútbol son numerosos en Cuba. Por la cantidad de aficionados, es el segundo deporte, tras el béisbol. Claro, la mayoría, a no ser que tenga un amigo o un familiar integrando un once provincial, jamás visita una cancha para ver correr a onces tipos duros, dando patadas de karate a una blanquinegra.
A los seguidores cubanos del más universal de los deportes les gusta ver las ligas europeas o sudamericanas. No la suya.
Lo único que tienen los futbolistas del patio es físico. Son altos, fuertes y corren todo el tiempo. La técnica es un ave rara. Y los DT, salvo excepciones, son unos fantoches, tablilla en manos, voluntad de hierro y conocimientos elementales. Se especuló que el brasileño Sócrates podría dirigir el once nacional, pero el rumor fue desmentido. Aunque a tono con las actuales políticas de ahorro, no se descarta que el gobierno recorte los gastos en un deporte que deja más penas que glorias.
En Cuba se suspira por un tipo de toque concreto y mágico como Xavi o un matador al estilo del camerunés Samuel E’too. Los hinchas locales aspiran a que un día tengamos jugadores del corte de Messi, Iniesta, Casillas o Cristiano Ronaldo.
En el fútbol cubano se buscan artistas. Pero no se encuentran.
Iván García
Nota.- Después de redactado este trabajo llegó la noticia de que el futbolista Yosniel Mesa había escapado de la delegación cubana participante en la Copa de Oro en Estados Unidos. Unos días después, Yosniel ya se entrenaba en Miami. Escapar de Cuba con todo pagado.