Dejemos a un lado la teoría periodística de que un rumor sin confirmar no es noticiable. Al menos en Cuba no. En la isla, las habladurías adquieren carácter de noticias. Incluso, a veces el rumor es más certero que las noticias que con tacañería propagan los medios oficiales.
Sucede que el gobierno controla todos los estamentos de la sociedad. Y maneja de forma magistral el flujo informativo. Aunque no puede evitar que ocurran filtraciones, en forma de cotilleos y murmullos.
En cualquier sociedad donde la libertad de prensa forma parte de las leyes emanadas de la Constitución, un periodista sólo tiene que tomar el teléfono y llamar a dependencias gubernamentales para confirmar el asunto.
O exige información en nombre de un grupo de libertades que impiden que un gobierno las niegue o manipule. Eso no sucede en Cuba. Aquí, cuando un runrún o «bola» se repite con insistencia, es porque algo sucede.
Les pongo ejemplos. El gobierno da como válida la cifra de 26 dementes fallecidos en el Hospital Psiquiátrico de La Habana en el mes de enero. Periodistas independientes y otras fuentes, elevan los guarismos a más de 60, incluyendo los que murieron en varios asilos de ancianos habaneros durante la oleada de frío que azotó al país a principios de año.
También el gobierno esconde la información del colapso económico. Según se comenta, se está exhibiendo un video, exclusivo para los militantes del partido, sobre las agudas dificultades de recursos.
Y por estos días, es vox populi, un supuesto escándalo de corrupción, que involucraría a altas figuras del gobierno. Los rumores mencionan los nombres del ministro del Interior, Abelardo Colomé Ibarra, y al de las fuerzas armadas, Julio Casas Regueiro. Sin mucho ruido, al ministro de la Aeronáutica, Rogelio Acevedo, lo sacaron de circulación. Y días antes, a un hombre fuerte de los Castro, el chileno Max Marambio, alias El guatón.
La prensa oficial guarda su habitual silencio. Los medios en Cuba tienen que esperar órdenes del Ejecutivo para difundir ese tipo de noticias. En la isla, a los bulos y especulaciones se les conoce como Radio Bemba.
Y a falta de información creíble, Radio Bemba se difunde a velocidades supersónicas. Se murmura sobre todo. Desde la salud de Fidel Castro y su hermano Raúl, hasta nuevas prohibiciones estatales o leyes que se promulgarán. Se suele acertar en un 60 por ciento.
La gente, por tanto, considera más veraces los rumores que la insípida información estatal, que nos pinta un mundo perfecto, donde todo aumenta, desde la producción de carne de cerdo hasta la construcción de viviendas. Al noticiero nacional de televisión, cuyas siglas son NTV, la gente de a pie le dice, No Te Veo.
Pero si alguna credibilidad está por los suelos, es precisamente la de los medios. Los cubanos consideran que desinforman tres veces más de lo que informan.
Ya sea por emails, twitter o sms, se ha vuelto común conocer ciertas noticias sensibles antes que la prensa estatal las difunda. Ahora, en esta primavera que se antoja caliente, donde los cubanos no esperamos nada bueno de la magra economía y donde los cuchicheos de escándalos de altos personajes crecen como bola de nieve, está por ver si la nueva ola de murmuraciones es verdadera o falsa.
Pero cuando el río suena…
Iván García
Foto: Janex & Alba, Flickr. Río en Baracoa, en el extremo oriental de Cuba.