En la arrasada Unión Soviética se decía en la calle que el presentador de los noticieros de la televisión oficial comenzaba su intervención con estas palabras: “Muy buenas, camarada Brezhnev”. Era la expresión popular de la certeza de que los medios estatales se hacían para satisfacer a la nomenclatura y repetir las noticias y las opiniones que los poderosos imponían desde el Kremlin. Pues bien, esa línea de trabajo está vigente en Cuba y para tratar de que funcione con la misma eficacia el castrismo persigue y acosa a los periodistas independientes, a los blogueros libres y le pone trampas, ...
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