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Nunca llueve a gusto de todos

Tratándose de Cuba, es muy difícil, por no decir imposible, poner a todos de acuerdo. Ni dentro ni fuera de la isla.

Sucede con el insólito diálogo entre el presidente Raúl Castro, el cardenal Jaime Ortega y el canciller español Miguel Ángel Moratinos. La negociación a tres bandas ha sido contrarreloj. Todo parece prendido con alfileres. Con cabos legales sin atar.

En ¿Liberación o destierro forzoso? la abogada y periodista independiente Laritza Diversent, cuestiona los procedimientos en el proceso de excarcelación de los 20 presos políticos que hasta la fecha han viajado a España acompañados de familiares.

Diversent tiene razón. Pero al margen de opiniones favorables o negativas, lo cierto es que España ha ofrecido una oportunidad a una veintena de cubanos después de siete años y cuatro meses encarcelados. Si ellos y sus parientes saben aprovecharla, podrán rehacer sus vidas.

No es poca cosa, poder residir en un Estado de derecho y al igual que el resto de sus ciudadanos, disfrutar de una sociedad donde la democracia y la libertad de expresión y de asociación son una realidad.

Ya tres de los cubanos recién llegados y sus familiares, han comenzado una nueva etapa en Málaga, la patria chica de Pablo Picasso. Otros empezarán de cero en Cullera, Valencia, felices de tener tan cerca el Mediterráneo. Más lejos, en el norte, cinco habaneros descubrirán Gijón, con un puerto que les rescordará el de su ciudad natal.

Antes, durante y después de terminada la guerra hispano-cubana, cientos de miles de españoles se establecieron en Cuba. Se integraron y levantaron negocios, desde bodegas de barrio hasta importantes industrias, como Arechabala S.A.

Algunos inclusive cuando regresaron a España pusieron en práctica métodos aprendidos en La Habana. Es el caso de Pepín Fernández, César Rodríguez y Ramón Areces, quienes luego de trabajar en la tienda por departamentos El Encanto, en Madrid crearon Galerías Preciados y El Cortés Inglés. O los hermanos García Moyano, oriundos de Toledo, que a su dulcería en la capital cubana bautizaron La Gran Vía, y todavía hoy se recuerda como sinónimo de calidad.

Un día, por qué no, los hijos, sobrinos y nietos de estos expresos políticos, si se lo proponen, cuando en Cuba no arresten a nadie por pensar diferente y exista una economía de mercado, podrían regresar y fundar una cadena de restaurantes. O instalar una planta de energía solar. Al mejor estilo español.

Tania Quintero

Foto: genghis.postlethwaite, Flickr

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

Un comentario

  1. En parte de acuerdo a lo comentado, sin embargo yo voy más allá: Es una pena que no les hayan liberado de todos los cargos sin más, devuelto a sus hogares y con poder de ejercer plenas libertades como opinión, asociación….. pero cuando Franco, desde el exterior con los deportados o huidos se pudo hacer una oposición fuerte con mucha influencia en el interior para la lucha contra la dictadura. El problema es que hasta ahora ha habido disidentes pero no disidencia, cada uno ha querido hacer la lucha por su cuenta, no han sabido, no han podido o no han querido agruparse y ponerse de acuerdo. Pueden más las diferencias que los puntos en común, Además de la desconfianza del cubano con el que tiene a su lado dado el poder del aparato del gobierno basado en el espionaje y la infiltración.

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