Sucesos recientes en Cuba, entre ellos la trágica muerte de Orlando Zapata Tamayo, la represión de las Damas de Blanco y la intensificación del hostigamiento a quienes se atreven a expresar los deseos de sus conciudadanos cubanos, son sumamente preocupantes.
Estos sucesos destacan que en vez de aprovechar la oportunidad de entrar a una nueva era, las autoridades cubanas continúan respondiendo a las aspiraciones del pueblo cubano con puño cerrado.
Hoy, sumo mi voz a la de valientes personas en toda Cuba y un coro cada vez más numeroso en todo el mundo que exigen el fin de la represión, la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos en Cuba y el respeto de los derechos básicos del pueblo cubano.
En el transcurso del año pasado, he dado pasos para extenderle la mano al pueblo cubano y expresar mi deseo de propiciar una nueva era de relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba.
Sigo comprometido con respaldar el simple deseo del pueblo cubano de determinar libremente su futuro y gozar de los derechos y libertades que definen al continente americano y que deberían ser universales entre todos los seres humanos.
24 de marzo de 2010
Foto: Pete Souza, fotógrafo oficial de la Casa Blanca. Obama revisando su BlackBerry.
El compromiso con el pueblo de Cuba… El mismo compromiso contraido con el pueblo iraquí; compromiso que llevó la muerte a miles de inocentes – mujeres y niños incluidos- y que, según los propios soldados norteamericanos, solo sirvió para ganar el odio de los que se suponía, «liberarían de la opresión».
Es, definitivamente, el mismo compromiso que hiciera el señor Obama al pueblo norteamericano: «Change we can believe in», y que no ha podido ni podrá cumplir, porque el sistema no se lo permite y él no puede ni podrá cambiar el sistema.
Si levantara el bloqueo, dejara de pagar mercenarios y permitiera a los cubanos vivir en paz y relación con el mundo, nosotros podríamos enseñarle cómo construir la verdadera democracia.
La solución, señor Obama, no es la que usted propone.