Para un grupo de alumnos de sexto grado de la escuela primaria que lleva el nombre de Juan Oscar Alvarado (combatiente clandestino de 19 años, asesinado en 1958 en una casa del reparto Sevillano donde guardaban armas), precisamente ubicada en esa apacible barriada habanera, su proyecto de futuro es lejos de Cuba.
Para ellos, la patria es como un objeto desechable que se tira cuando no sirve. En el receso, pasada las diez de la mañana, varias niñas de se agrupan en el patio del colegio para merendar.
Mientras meriendan, charlan naderías de modas, aspiraciones materiales o lo que aconteció en la novela brasileña de turno. Aunque visten con sus feos uniformes de sayas color vino y camisas blancas, diseñado por una modista de mal gusto, cuando usted le mira a los pies calzan Nike, Adidas, New Balance, Converse o Reebok.
Y de eso hablan, de marcas y precios. “Mi mamá me compró un par de tenis Adidas en una boutique de Miramar que le costó 91 chavitos”, dice una niña con orgullo. Otra cuenta a donde piensa ir con su familia en el verano. “Todavía no hemos decidido si vamos a Cayo Coco o Varadero”.
Otro grupo, de varones y hembras, muestran sus videojuegos portátiles y opinan sobre marcas y sistemas informáticos. “Androide es superior a Windows. Apple es lo máximo, ni HP o ASUS se acercan en calidad”, apunta un niño.
Bajo un árbol, intentando guarecerse del sol, varios alumnos discuten acerca de las ligas de fútbol europeo. “El Madrid ha ganado diez Copas de Europa, el Barcelona no le llega ni siquiera a la chancleta. CR7 es mejor que Messi, hace goles de cabeza, de falta y con las dos piernas. También es más rápido y fuerte”, señala uno.
“Tú estás mal. El Barça es el equipo que mejor fútbol ha jugado en la historia. Messi tiene mejor promedio de goles que Cristiano Ronaldo y cuatro Botas de Oro por tres Cristiano”, riposta molesto otro. La polémica sube de tono y amenazan con irse a las manos. Una profesora interviene y los envía de regreso al aula.
Melisa, alumna de sexto grado, dice que “emigrar o estudiar en el extranjero es un tema fijo en mi aula. Soñar con ser millonario, vivir a todo trapo y tener un Audi o un Ferrari. Pocos saben de la historia de Cuba, de Carlos Manuel Céspedes o del Partido Revolucionario que fundó Martí. Su aspiración es irse de Cuba y reunirse con sus parientes que viven en Miami o Madrid”.
La directora y profesores de la escuela Juan Oscar Alvarado intentan frenar las diferencias. “Les decimos a los padres que cuiden de que sus hijos no traigan mochilas ni calzado ostentoso. Eso crea complejo de inferioridad en otros niños. Alumnos cuyos padres tienen pocos recursos y de merienda traen pan con aceite o croqueta. Sus tenis son baratos y en ocasiones se burlan de ellos”.
Las diferencias y el poder adquisitivo de algunas familias estimulan el privilegio y el fraude entre los maestros. “Hay alumnos que le llevan buenas meriendas a los profesores. A otros, sus padres les llevan almuerzo o les hacen regalos costosos. Es una manera de comprarlos, para que les den buenas calificaciones en los exámenes a sus hijos”, apunta un funcionario de Educación del municipio 10 de Octubre.
Se pudiera pensar que esas conversaciones estudiantiles son un fenómeno aislado y suelen ocurrir en zonas de las otroras clases medias o altas, como Sevillano, Casino Deportivo, Víbora Park, Fontanar, Nuevo Vedado, Vedado y Miramar.
Pero si usted recorre escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias en barrios pobres de Centro Habana y la Habana Vieja, las conversaciones y aspiraciones son muy similares.
“Es la moda, puro. Hablar de lo que no tenemos. En las aulas nos atiborran de consignas y nos cuentan la historia a su manera. Pero a nosotros nos entra por un oído y nos sale por el otro. De lo que se trata, puro, es de luchar un baro (dinero) para poder ir a una discoteca de pegada o comprar ropas de marcas. Casi todos los de mi escuela desean marcharse de Cuba”, subraya un estudiante de un preuniversitario en la zona colonial de la ciudad.
Algo está pasando. Se conoce que debido al bajón cualitativo de la enseñanza, sobre todo por los bajos salarios de los maestros, el nivel de instrucción presenta lagunas. “Tengo alumnos con deficiencias en los múltiplos, ortografía y lectura. Leer ya no resulta un pasatiempo. Prefieren el reguetón, los seriales televisivos y conversar de la vida en el capitalismo”, comenta un profesor de bachillerato.
Los graduados universitarios tampoco escapan al deseo de emigrar. “O al menos, conseguir una beca para realizar un master o doctorado en una universidad del primer mundo. Si no puedes irte, por no tener dinero ni familia afuera, se lucha por un trabajo en el extranjero”, señala Yasniel en el exterior de la embajada de Canadá, a donde fue a entregar la documentación exigida, con la esperanza de ser elegido para uno de los cinco mil puestos calificados que ofrece esa nación.
Con ese futuro en la mira, aumentan los padres que mensualmente pagan una cantidad, que en muchos casos representa la mitad de su salario, con tal de que sus hijos aprendan bien el idioma inglés.
El 14 de enero de 2013 entró en vigor la reforma migratoria aprobada por Raúl Castro. El Departamento de Inmigración y Extranjería de Cuba aún no ha informado sobre el número de ciudadanos que se ha marchado temporal o definitivamente del país en estos dos años.
Los últimos datos disponibles son de 2013, cuando 184,787 personas viajaron a Estados Unidos, España, Italia, Francia, Alemania, México, Panamá y Ecuador, entre otros. Hasta el 30 de noviembre de 2013, el 55,2% no había regresado y alrededor de 3,300 cubanos habían solicitado volver a residir en su patria. Extraoficialmente se sabe que la mayor parte de los viajeros son jóvenes y profesionales.
Mientras, en la retaguardia ya se ha formado una cola de adolescentes esperando. Es como un Mariel, pero legal.
Iván García
Foto: Tres estudiantes de secundaria básica de la Habana Vieja. Tomada del blog de Blondie NY.