Aunque Magela y su novio Damián fueron vestidos de negro a un bailable de música salsa con Haila e Isaac Delgado, el primero de enero en la Plaza Roja de La Víbora, al sur de La Habana, ellos desconocían la campaña que activistas disidentes cubanos llevan adelante en las redes sociales con la etiqueta de Ni1+
“No, no sabía que hay un movimiento de denuncia contra el gobierno y que sugería que el uno y dos de enero los cubanos se vistieran de negro. Fue pura coincidencia. La mayoría de las personas que asistimos a los bailables en conmemoración del 60 aniversario de la revolución, no lo hacemos para apoyar al gobierno, si no por un motivo más sencillo: los jóvenes estamos aburridos y a los bailes vamos a distraernos y pasarlo bien”, explica Magela.
Damián, el novio, se encoge de hombros y aclara: “Tú sabes, socio, la situación aquí está de pinga, pero a mí la política no me interesa. Me visto de negro porque me gusta, no por luto ni para denunciar nada”.
Yoandra, 20 años, en un parque con conexión wifi en el boulevard de San Rafael, Centro Habana, dice que una tía que vive en otro país le pegó la etiqueta Ni1+ en un comentario suyo en Instagram. «Le di Like, pero no sabía de qué iba el asunto. El gobierno debe cambiar un montón de cosas, el sistema y las instituciones funcionan mal, pero la gente debe tener más información a la hora de sumarse a una campaña política. Todo el mundo sabe que en Cuba cuestionar al gobierno es meterse en candela”.
Según una nota publicada en la web de Martí Radio y Televisión el 30 de diciembre, la campaña Ni1+ fue patrocinada por «activistas cubanos», sin decir sus nombres. Tampoco se menciona si fue lanzada por una agrupación opositora en la Isla o una organización del exilio cubano de Miami o Madrid.
En un video subido a You Tube (https://www.youtube.com/watch?v=2ZtJrlSh1VA) el 27 de diciembre, salen hablando cuatro hombres de diferentes generaciones y quienes aseguran vivir en Cuba. Un comunicado de la campaña Ni1+ afirma que “busca sumar y sensibilizar a toda la comunidad internacional, a los cubanos de dentro y fuera y a todas las personas, de buena voluntad sobre el drama de los 60 años del régimen castrista”. Y reitera que “es un llamado a la unión, a generar una fuerza de cambio y esperanza, que no permita ni un año más de tiranía, por el bien de Cuba y de nuestro hemisferio”.
Entre los grupos opositores que en Cuba se han sumado a la campaña se encuentra la UNPACU. Disidentes consultados muestran recelo. “No me gusta apoyar estrategias políticas cuyos líderes no se conocen. En caso de que sea algo espontáneo, hecho en Cuba por iniciativa propia, me parece loable que se organice este tipo de campañas. Pero prefiero esperar, a ver quién detrás de esto”, declara un miembro del movimiento anticastrista 30 de noviembre.
La veterana periodista independiente Tania Quintero, desde Lucerna, Suiza, manifiesta “que desde el punto de vista político, ese anonimato le resta credibilidad y en mi opinión la convierte en una campaña opaca, sin transparencia”.
En una nación donde en seis décadas apenas se han producido protestas públicas, a no ser la del Maleconazo el 5 de agosto 1994, cuando miles de habaneros gritaron consignas contra el régimen, aunque su principal reclamo era emigrar, en los últimos tiempos, de manera gradual, han ido surgiendo grupos de ciudadanos organizados que por diferentes motivos desafían a las instituciones gubernamentales.
Incluso algunos han recurrido a paros y huelgas de brazos caídos. La de los bicitaxistas de la capital hace cuatro años no superaba el medio centenar de personas. Las protestas de cocheros y trabajadores de una tabaquería en Holguín tampoco llegaban al centenar. Sin embargo, a la actual protesta de taxistas en La Habana se han sumado más de un millar. Y varios emprendedores privados crearon un sindicato paralelo para defender sus derechos.
A través del correo electrónico, Luis David Fuentes, ingeniero ambiental que lleva 19 años viviendo en Kentucky, Estados Unidos, dueño y editor de El Kentubano, publicación dirigida a la comunidad cubana e hispana de esa ciudad y que recientemente fuera nombrado por el Gobernador del Estado como Comisionado para la Comisión de Derechos Humanos de Kentucky, nos hizo llegar su opinión:
«Desde Kentucky, un mensaje en nombre de una comunidad que vive lejos, pero que lleva a Cuba en su alma. Por décadas, los cubanos solo hemos conocido de sacrificios, racionamientos y limitaciones. Nuestros padres entregaron su vida a un proyecto fallido y las nuevas generaciones solo sueñan con emigrar, privando a nuestra patria de sus mejores hijos. Los obreros, artistas, deportistas y profesionales más emprendedores dan ahora mismo lo mejor de sí a otras naciones, siendo irónicamente nuestra patria la que más los necesita.
«El actual sistema no funciona y la terquedad de una élite gobernante ha conducido a nuestra nación a una profunda crisis económica, la cual no solo ha dejado al país en ruinas, si no que además ha dividido familias y ha socavado todos los valores de la sociedad, magnificando la corrupción, los vicios y los malos gustos y, paralelamente, ha exterminado la educación formal, la honestidad, el amora al trabajo y la esperanza. El tiempo correo y se nos agota. Por el bien de nuestros hijos y nuestras familias, por el bien de Cuba ¡se impone un cambio urgente!»
No se debe ignorar la fuerza de lo pequeño. La propia dictadura fue un fenómeno minoritario. La guerra de guerrillas comandada por Fidel Castro comenzó con 82 hombres. Luego del combate de Alegría de Pío, cuando se dispersó o murió la mayoría, Castro se reorganizó con 15 soldados harapientos. En su mejor momento, los integrantes del Ejército Rebelde no superaban los tres mil combatientes.
Carlos, sociólogo, estudia con atención cualquier foco de protesta por pequeña que parezca. “La Primavera Árabe comenzó cuando un vendedor ambulante se prendió candela. La oposición cubana es pequeña, desorganizada y no cuenta con un aparato capaz de movilizar a miles de ciudadanos. Pero tras la muerte de Orlando Zapata Tamayo, el 23 de febrero de 2010, se desencadenaron múltiples protestas de las Damas de Blanco, que fueran ferozmente reprimidas por la Seguridad del Estado y provocaron una inmediata repulsa internacional. El régimen se vio forzado a pactar con ellas y ofrecerles concesiones», expresa y añade:
«Ahora, con las redes sociales, a pesar del alto costo, se pueden diseñar estrategias para sumar ciudadanos a determinadas campañas. Cualquier llamamiento bien estructurado pudiera captar a miles de personas en Cuba. Por eso la Seguridad del Estado intenta abortar las iniciativas desde sus inicios. Las causas que generan el descontento ciudadano están presentes: economía deprimida, bajos salarios, altos precios, escasez de alimentos básicos, un futuro incierto y la aspiración de la gente de tener una mejor calidad de vida. Lo que no pudieron lograr documentos disidentes como La Patria es de Todos o el Proyecto Varela, pudiera lograrlo una buena campaña en las redes sociales. En el caso de Ni1+, es difícil que se sumen miles de cubanos si no conocen a sus protagonistas”, subraya el sociólogo.
En estos momentos, dentro de la disidencia y de la incipiente sociedad civil cubana existen posiciones encontradas sobre la estrategia a seguir para enfrentar el próximo el referendo de ratificación de la futura Constitución, el próximo 24 de febrero. El grupo encabezado por Antonio Rodiles hace campaña para que los ciudadanos no vayan a votar. Desde Miami, Rosa María Payá, al frente de Cuba Decide, propone votar NO en las boletas.
El principal argumento de los que piden la abstención es que implícitamente se está reconociendo a una dictadura que no garantiza transparencia ni monitoreo internacional a los votos en contra de implementar la Constitución. Por su parte, Cuba Decide considera que con disidentes presentes en el conteo de votos, la opción de votar NO pudiera ser una respuesta ciudadana contundente a la aplicación por decreto de un neocatrismo que viste con guayaberas blancas.
Ni1+ es un recto al mentón. El problema no es la Constitución. No quieren más dictadura. Pero nada se sabe de sus gestores. La mala noticia es que la indiferencia entre los cubanos de a pie en temas políticos es alarmante.
El mensaje positivo es la posibilidad de aprovechar el auge de las redes sociales en la Isla y crear un estado de opinión favorable que cimente las bases de los profundos cambios económicos, sociales y políticos que el país necesita.
Quienes en Cuba apuestan por la democracia y libertad de prensa y expresión, saben que las nuevas tecnologías de la información son un arma formidable. Y con ellas han comenzado a disparar.
Iván García
Foto: Cubanos conectados a internet en el Parque Fe del Valle, en Galiano y San Rafael, Centro Habana. Tomada de America Tevé.