Desde La Habana

“Ya para el mundo resulta normal el vandalismo del régimen cubano contra la disidencia”

El lunes 17 de septiembre se cumplió la primera semana de una huelga de hambre que lleva a cabo la conocida opositora y economista Martha Beatriz Roque Cabello,  67 años, “para reivindicar la libertad del preso político Jorge Vázquez  Chaviano y un intento por forzar al gobierno de Raúl Castro a cumplir con la escasa legalidad vigente”, me dice.

La  veterana disidente presentaba un delicado estado de salud. “Ha sufrido varias hipoglucemias y el jueves 13 sufrió un paro respiratorio”, expresa Idania Yanes Contreras, presidenta de la Coalición Central Opositora y vocera del grupo de 6 disidentes en huelga de hambre en el pequeño apartamento de Martha Beatriz.

Ha sido una reacción en cadena. 30 eran los opositores que se encontraban sin ingerir alimentos en varias provincias del país. Hace décadas, las huelgas de hambre forman parte de la estrategia de lucha de la disidencia contra el régimen verde olivo. Ha tenido su costo en vidas humanas.

Desde 1966, cuando el preso político Roberto López Chávez falleció en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, varios opositores han muerto como consecuencia de las huelgas de hambre. Entre las más sonadas, se encuentra la del líder estudiantil Pedro Luis Boitel, fallecido el 25 de mayo de 1972 en la cárcel habanera Castillo del Príncipe, tras 53 días sin consumir alimentos. Orlando Zapata Tamayo, uno de los reos de la Primavera Negra, perdió la vida a causa de una huelga de hambre. Su muerte, el 24 de febrero de 2010, fue un detonante para que el régimen negociara con la iglesia católica y el gobierno español la liberación y destierro de casi un centenar de presos políticos.

En reiteradas ocasiones, el gobierno ha declarado que no cederá ante las peticiones de los disidentes. Muchos opositores, como Martha Beatriz, se sienten impotentes. “Es uno de los pocos caminos que tenemos para mostrar nuestra indignación. Ya el mundo ve como algo normal los actos vandálicos del régimen cubano a la disidencia. Todo se ha vuelto cotidiano”, subraya, y hace un breve recuento de los acontecimientos. “En estos dos años, las detenciones arbitrarias, los actos de repudio, el acoso y las agresiones físicas se han elevado considerablemente. Reclamamos respeto”, dice en voz muy baja.

Está acostada en una cama personal alumbrada por varias velas. “Me molesta la luz eléctrica. Siento naúseas y mucho frío en los pies. Tomo agua a cada rato y mastico pequeños trocitos de hielo. Eso me alivia”, aclara. Quiero tirarle una foto. Se niega:  “Iván, a quien mejor que a ti te dejaría, pero no quiero que me fotografíen en este estado”. Martha es muy presumida y siempre le ha gustado arreglarse.

Junto a su cabecera reposa una gastada Biblia de cuero. La curtida disidente ha sido encarcelada en dos ocasiones. En 1997 cumplió tres años por emitir junto a Vladimiro Roca Antúnez, Félix Bonne Carcassé y René Gómez Manzano el documento La Patria es de Todos. Seis años después, en marzo de 2003, fue la única mujer que cumplió sanción penal dentro del grupo de 75 opositores arrestados. Fue liberada en 2005 por una licencia extrapenal debido a su deteriorada salud.  En esta huelga de hambre, a Martha la acompañan cinco integrantes de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.

Son ellos Yadira Rodríguez, Yasmany Nicles, Rosa María Naranjo, Fermín Zamora e Ibis Rodríguez.  Yadira y Yasmany, un matrimonio, iniciaron la huelga  en busca de una respuesta por parte de las autoridades al incendio de su vivienda el 21 de abril de 2012 en el reparto Vista Hermosa, San Miguel del Padrón. Según Yasmany, los peritos del Ministerio del Interior llegaron a la conclusión de que el fuego había sido provocado. La pareja acusa a los servicios especiales del suceso.

En el pequeño apartamento de Roque Cabello, en la barriada de Santos Suárez, hay un ajetreo constante. Algunos vecinos preguntan por el estado de salud de los huelguistas. Dos opositores duermen en una sábana tendida en el suelo. Una joven huelguista permanece tirada encima del sofá. Idania Yanes atiende las contínuas llamadas telefónicas.

En la sala nadie parece prestar atención al televisor, que trasmite un documental del Discovery Chanel. A una semana de iniciar la huelga de hambre, los disidentes no están para ver la tele. Ya sus organismos comenzaron a debilitarse. El sueño fugaz o la lectura de un libro resultan el mejor pasatiempo. En el pasillo del edificio, justo frente a la puerta de entrada del apartamento de Martha Beatriz, una pintura de gran tamaño de Fidel Castro parece observarlo todo.

“Es una de las ironías de la Seguridad del Estado. Colgaron el retrato hace años, alegando que el pasillo es un área común del inmueble”, expresa Idania. Los disidentes aseguran que en el apartamento contiguo funciona un puesto de mando de la inteligencia. “A toda hora intentan molestarnos. Música demasiado alta. Discursos de Castro, en fin, cualquier cosa con tal de irritarnos”, señala Yasmany.

Esta huelga de hambre colectiva emprendida por 30 opositores pacíficos no garantiza que el régimen atienda sus reclamos. Y lo peor es que puede tener consecuencias fatales para sus vidas. Ellos lo saben. Y lo afrontan.

Texto y foto: Iván García

Nota: Unas horas después de redactado este trabajo, la Seguridad del Estado liberó al preso político Jorge Vázquez Chaviano y los opositores acordaron poner fin a su huelga de hambre. Mientras, en el blog de Zoé Valdés y otros sitios digitales, se daba a conocer la carta abierta que Tania Quintero desde su exilio en Suiza dirigió a su amiga, la reconocida disidente Martha Beatriz Roque Cabello.

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