Desde La Habana

Un calvario de problemas

El Calvario es un villorrio polvoriento y empinado, con muchas calles a medio asfaltar. Está ubicado al sur de La Habana, en el municipio Arroyo Naranjo, el más pobre y con mayor número de varones presos en toda la ciudad.

Alguna vez fue un poblado importante. Cuando se fundó en 1753 por una familia de canarios, tenia ínfulas de barrio de clase media. Había tres centrales de azúcar, un parque municipal, una iglesia y un cementerio local.

Se dice incluso, que el prócer cubano José Martí tuvo una novia en el poblado. Es la típica manía de los habitantes de pueblos perdidos, de inventar fábulas para darle prestigio al terruño que los vio nacer.

En este enero del 2010 del siglo 21, el caserío es un aglomerado de casas tristes de un solo piso. Algunas con techos de yaguas de palmas y pisos de tierra. En el cementerio local, un tipo cetrino y con retraso mental, hace las veces de guardián y enterrador. Parece sacado de una película de terror.

En el espacio libre entre tumbas, siembra calabazas, que oferta a los dolientes o curiosos que visitan el destruído campo santo. El tonto, que bien listo es, aprovecha el terreno y las posibilidades.

Hace apenas unos días, entre tragos de ron infame, filtrado con miel de pulga y el olor de cerdo asado con carbón y a la parrilla, en el mísero pueblucho se celebró la Asamblea de Rendición de Cuentas.

¿Qué tipo de asamblea es ésa? Es un recuento de lo realizado por parte del delegado (una especie de concejal) ante las personas que lo eligieron. Esa noche el ambiente estaba caliente. En la reunión, bajo las estrellas y rodeado de marabú y matas de plátanos, el orondo presidente del Poder Popular en el municipio Arroyo Naranjo y su segundo al mando estuvieron presentes.

El Poder Popular surgió en 1974. Es un mal remedo del parlamento occidental donde se juega a practicar democracia. Las personas van y plantean una larga lista de calamidades, las cuales en muy contadas ocasiones se resuelven.

Esa noche, alguien grabó la Asamblea del Calvario. Los caciques locales se expresan tan mal y mezclan las mentiras con el discurso prefabricado del gobierno y la jerga partidista, que parece extraído del guion de un filme de Berlanga.  Aparentan proponer ideas. La realidad es que las imponen. Se discuten temas como la falta de médicos, la posibilidad de tener un mercado y qué hacer para poder obtener un teléfono.

Si no fuera porque el audio es deficiente, hubiera valido la pena escucharlo. Es es una muestra de la democracia cubana. La mejor del mundo. Según Fidel Castro.

Iván García y Laritza Diversent.

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