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Taxistas habaneros en pie de guerra
Taxistas habaneros en pie de guerra

Taxistas habaneros en pie de guerra

Luego de trabajar doce horas conduciendo un añejo automóvil Chevrolet de 1957, utilizado como taxi colectivo en la ruta Cotorro-Parque Central, Osdiel, 29 años, se sienta a beber cerveza en un bar oscuro al sur de La Habana, y entre tragos descarga su frustración con las nuevas medidas de las autoridades cubanas.

De manera espontánea, sin un líder o una estructura sindical que vele por sus auténticos derechos laborales, una fracción amplia de taxistas habaneros se viene organizando para ripostar por lo que consideran normativas arbitrarias del régimen de Raúl Castro.

Les cuento la historia de manera concisa. La Habana, un territorio densamente poblado, con más de dos millones y medio de habitantes, con una superficie vial que se encuentra de regular a mal estado técnico y un sistema de transporte público caótico, en el verano de 2016 comenzó a regular los precios a los taxistas privados.

En la capital existe una treintena de circuitos. Se desplazan por una ruta fija y cobran entre 10 y 20 pesos la carrera, de acuerdo a su extensión. La flota actual, formada por los que tienen licencia y los que ‘botean’ por la izquierda, se calcula «entre 10 y 12 mil taxis, a veces son más pues a La Habana vienen taxistas de provincias cercanas como Artemisa, Mayabeque, Pinar del Río y Matanzas. A eso súmale cientos de vehículos de empresas estatales que dentro o fuera del horario laboral, también alquilan a pasajeros, para ganar un dinero extra», indica Francisco, funcionario de la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria), institución que regula el trabajo privado en Cuba.

A partir de 2016, a tono con un retroceso en las tímidas reformas económicas de la autocracia caribeña, el Estado comenzó a inmiscuirse en los precios de negocios particulares de oferta y demanda.

En enero del año pasado, el gobierno inició una política regulatoria de precios a los productos agrícolas. En los últimos doce meses se han desmontado el 60% de los agromercados de oferta y demanda.

El Estado no vende combustible ni piezas de repuesto a precios subsidiados a los taxistas particulares, a pesar de la función pública que realizan.

Eliecer, quien conduce un Lada de la era soviética en la ruta Víbora-Vedado, explica que “en nuestro contrato, en ningún acápite, se lee que el gobierno puede regular los precios. Lo situamos nosotros de acuerdo a la demanda”.

Antes de 1959, el transporte público en Cuba era eficiente. Pero dejó de serlo poco después de la llegada al poder de Fidel Castro y su ejército de barbudos. Durante las casi seis décadas transcurridas desde entonces, ha sido una asignatura pendiente del castrismo. El transporte por ómnibus, taxis, trenes, barcos o aviones, presentan carencias que impiden trasladar en tiempo y forma a millones de personas de un lugar a otro dentro de una ciudad o del país.

En La Habana lo ideal sería una flota de tres mil autobuses. Pero funcionan alrededor de 900. Las rutas más utilizadas, como P-6, P-7, P-11 y P-14, debieran funcionar con una frecuencia de tres minutos en hora pico, pero lo hacen cada diez o quince minutos. En la ciudad no existe una red de trenes suburbanos ni metro.

Hace tres décadas, el Estado gestionaba 4 mil taxis a precios módicos. En la actualidad la flota de taxis estatales se ha reducido a menos de 200 y suelen brindar servicio en hospitales y funerarias. Luego de terminar su turno, alquilan también a precio de oferta y demanda.

Existe una flota, de unos 800 automóviles, climatizados y modernos, que cobran en pesos cubanos convertibles. Por lo general son utilizados por turistas, visitantes extranjeros o ciudadanos con alto poder adquisitivo.

De manera discreta, el régimen ha montado su chiringuito con los Cubataxis, red de taxis por divisas. Desde hace tres años comenzaron a arrendarlo a los choferes. “Uno paga 500 cuc con carácter de préstamo y cada día debe entregar 55 cuc al gobierno. Las autoridades nos entregan 20 litros de combustibles, el resto debemos comprarlo. Para cumplir la norma tenemos que pinchar (trabajar) hasta trece horas diarias. El auto lo podemos guardar en la casa. Y nosotros fijamos los precios de las carreras”, detalla Dagoberto, chofer de un Gely.

Para taxistas particulares como Erasmo, esa diferenciación es importante. “¿Por qué no regulan los precios de los Cubataxis? Ah, porque ese bisne (negocio) le reporta ganancias al gobierno. Nosotros hacemos una labor social. Diariamente trasladamos a cientos de miles personas, estamos haciendo el trabajo que no hace el Estado”.

Choferes que trabajan en empresas estatales vendían -y venden-, combustible a precios menores que los ofertados por la red de gasolineras. “Por la izquierda, un litro de diesel cuesta entre 12 y 15 pesos. El gobierno lo vende a 28 pesos», dice un taxista privado.

Según informes que se han conocido, la reducción de la importación de petróleo desde Venezuela -las entregas cayeron de 100 mil barriles diarios a 55 mil-, fue el detonante para que el gobierno cubano comenzara a fiscalizar el combustible que otorga a sus empresas.

Esto provocó un déficit en el mercado negro. Y la mayoría de los taxistas privados se vieron obligados a elevar sus precios. Una carrera que usualmente costaba 10 pesos, comenzó a costar 20.

Cuando en julio de 2016 las autoridades habaneras decretaron un tope al precio del pasaje, la respuesta de un segmento amplio de taxistas fue dividir las carreras. Por ejemplo, si antes desde La Palma al Parque de la Fraternidad costaba 10 pesos, ahora partían la carrera en dos tramos a obtenían más beneficios.

Es cierto que el alza de precios y los subterfugios de los choferes han disgustado a una amplia capa de usuarios que a dario se trasladan en taxis colectivos.

“El gobierno se aprovechó del malestar para lanzar medidas populistas que favorece a los pasajeros. Pero no toman en cuenta que los taxistas son los dueños de sus vehículos y pueden determinar los precios. Ahora, después de que toparon los precios, cuesta Dios y ayuda coger un taxi”, señala Lisván.

Para Osdiel, dueño del Chevrolet de 1957, el problema pasa por negociar. “El gobierno quiere hacer lo que le sale de sus cojones. Ya no estamos en la época de los esclavos. La mayoría de los taxistas queremos sentarnos a dialogar y llegar a un acuerdo. Mi propuesta es que las autoridades nos vendan equis cantidad de combustible a precio subsidiado, como condición para fijar los precios de las carreras”.

Manuel, un tipo de hablar pausado, considera que “esta ofensiva apunta a los dueños de pequeñas flotas de automóviles, jeeps y camiones. Nos quieren joder, porque ganamos bastante dinero. Y en este sistema eso es un delito. Los choferes del 60 por ciento de los taxis particulares que ruedan por La Habana no son los dueños de los vehículos. Ellos son asalariados. Calculo que unas cien o doscientas personas son propietarias de por lo menos cuatro o cinco autos cada uno y tienen de diez a doce empleados que trabajan para él. Yo poseo seis automóviles, cinco jeeps y tres camiones. Estas medidas están destinadas a desaparecernos del mapa”.

Por lo pronto, el próximo lunes 27 de febrero, más de 4 mil choferes hahabían decidido no salir a trabajar. “Diremos que tenemos los carros rotos o estamos enfermos. Haremos una huelga de brazos caídos. A ver quién puede más”, comenta desafiante Osdiel.
La batalla entre taxistas privados y el gobierno de Raúl Castro se ha convertido en una serie por entregas. Veremos qué sucede en el próximo capítulo.

Iván García
Hispanost, 25 de febrero de 2017.

Foto: ‘Almendrones’ le dicen en Cuba a los viejos autos americanos. Casi todos, como éstos que transitan por 23 y G, Vedado, se han convertido en taxis privados o ‘boteros’. Tomada del blog Habana por Dentro.

Sobre admin

Periodista oficial primero (1974-94) e independiente a partir de 1995. Desde noviembre de 2003 vive en Lucerna, Suiza. Todos los días, a primera hora, lee la prensa online. No se pierde los telediarios ni las grandes coberturas informativas por TVE, CNN International y BBC World. Se mantiene al tanto de la actualidad suiza a través de Swissinfo, el canal SF-1 y la Radio Svizzera, que trasmite en italiano las 24 horas. Le gusta escuchar música cubana, brasileña y americana. Lo último leído han sido los dos libros de Barack Obama. Email: taniaquintero3@hotmail.com

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