En dos décadas, Damián pudo comprar un jeep Willy de los años 50, permutar su pequeño apartamento en Buena Vista, Marianao, al oeste de La Habana, por una propiedad de dos plantas, tres baños y cinco habitaciones en el Reparto Fontanar y montar un negocio ilegal de venta de piezas de autos de la era soviética. Cinco o seis veces al mes comía en paladares de lujo. Dos veces al año, junto a su familia, alquilaba en cualquier hotel todo incluido de Varadero. Y los fines de semana veía partidos del Real Madrid en un bar de moneda dura, mientras ...
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