Yahima tiene 30 años. Es una mulata alta y hermosa. Lástima que no se ha dejado fotografiar. «Confórmense con que les he contado mis sueños, o pesadillas, como prefieran llamarle», nos dice. Y a continuación, comienza a hablar. Con la misma intensidad de sus ojos negros. -Miren, desde pequeña he venido escuchando palabras que no entiendo. Fidelidad, lealtad, sacrificios… Nunca he comprendido a qué o a quién debo serle fiel. ¿A mi país o a mis principios? ¿Cómo hago para decir una cosa y actuar de otra? Continúa sus confesiones, sin dejar de mover sus manos, con las uñas pintadas de rojo oscuro. -¿Ustedes saben cuántas veces tuve que repetir ...
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