El hollín de la Calzada Diez de Octubre cubre las fachadas de añejos edificios sin pintar. Los vetustos almendrones con carrocería de automóviles estadounidenses de los años 50 y motores diésel modernos, reconvertidos en taxis particulares, transitan por el asfalto dejando atrás una estela de humo negruzco y un desagradable olor a combustible. A las doce del día, el sol reverbera en las vidrieras opacas de antiguas tiendas de ropa, transformadas en quincallas de bisuterías y artículos de ferretería de pésima calidad. Diez de Octubre es una de las arterias principales de La Habana. La otrora Calzada de Jesús del ...
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