Bajo una sombrilla de colores llamativos, una representante de la cadena turística Gaviota, propiedad de empresarios militares cubanos, oferta un amplio paquete de ocio para este verano. El buró de reservaciones está enclavado en un antiguo parqueo de un complejo de tiendas, en 5ta. Avenida y 42, Miramar, al oeste de La Habana. Es sábado. El ambiente es festivo. Quioscos vendiendo rositas de maíz, sandwiches y pizzas congeladas que calientan en microwave y saben a plástico. Mientras, pantallas planas trasmiten los partidos del Mundial de Fútbol en Brasil. La música no puede faltar. Altavoces situados por donde quiera, amplifican demasiado ...
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