Humberto, 74 años, siempre tuvo espíritu de empresario. También de marrullero. Ahora mismo, se siente relajado y feliz, con ganas de hablar y beber cerveza Heineken sin tener que mirar el reloj. Y es lo que hace. En el bar contiguo al restaurante La Torre, en el piso 29 del edificio Focsa, Humberto disfruta de una cerveza bien fría y mientras pica dados de queso Gouda y jamón Serrano, observa la ciudad. A 121 metros de altura, La Habana parece una maqueta. Se divisa el azul intenso del mar y la sensación es que el bar flota en medio del ...
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