A la misma hora que el chef de cocina del restaurante El Bucán del Palacio de Convenciones, ubicado en el exclusivo Reparto Cubanacán, al oeste de La Habana, preparaba la cena para los participantes de la intrascendente Cumbre del ALBA, en un caldero de hierro, Yulia, 55 años, hervía trozos de plátano burro para darle de comer a ocho personas, residentes en el suburbio pobre y mayoritariamente negro y mestizo de Mantilla, barriada del municipio Arroyo Naranjo, al sur de la capital.
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