Luego de levantarse al amanecer, tras una cola de dos horas bajo la lluvia, Alicia, 37 años, madre de un alumno de secundaria, pudo comprar el uniforme de su hijo para el nuevo curso escolar. “Este año cambiaron el método de repartir los uniformes. Antes se podía comprar en cualquier tienda del municipio designada para esos menesteres. Ahora hay una sola tienda por cada barrio. El Estado otorga dos uniformes en séptimo grado, uno en octavo y ninguno en noveno. Es un dolor de cabeza conseguir las tallas exactas”, expresa Alicia, mientras arregla el uniforme en una vieja máquina de ...
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