Al filo de las doce la noche el calor no cede. No corre siquiera un soplo de brisa en el barrio de Carraguao, municipio Cerro, a quince minutos del centro de La Habana. La mayoría de las luces de sus calles interiores están apagadas. Un grosero estribillo de reguetón escandaliza desde un teléfono móvil mientras varios jóvenes aburridos, en short y chancletas, hacen planes para el fin de semana. Están de vacaciones escolares. Sus edades fluctúan entre los 16 y 20 años. Proceden de familias humildes sin cuentas bancarias y suelen comer carbohidratos en exceso y escasas proteínas. Sus proyectos ...
Leer más »