En la esquina de Acosta y 10 de Octubre, en la populosa barriada de La Víbora, a 25 minutos del centro de La Habana, un antiguo caserón deshabitado fue transformado en un templo de culto evangélico. Todos los fines de semana, por las noches, el lugar se llena de vecinos de barrios aledaños, que al compás de prédicas clamorosas y música rock, rezan versículos de la Biblia. Es usual observar actos de sanación milagrosa o a un ex presidiario que con voz calmada, sentado en una pequeña tribuna, cuenta su reconversión. Orlando era un tarambana y delincuente precoz. “Desde los ...
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