26-6-76 no es una fecha. Tampoco son mis números de la suerte. Eran los dígitos con los cuales un oficial tosco, con una complexión adquirida gracias a muchas horas en el gimnasio, me llamaba con voz de trueno a la puerta tapiada de una celda de Villa Marista, sede de la policía política cubana. Cómo olvidar esos 13 días tras las rejas, del 8 al 21 de marzo de 1991, acusado de «propaganda enemiga». Los fatídicos guarismos me vinieron a la mente cuando en la lotería ilegal de la isla, conocida como ‘la bolita’, salieron premiados los tres números, en ese mismo orden: 26, 6 ...
Leer más »