Llamémosle Eduardo, un habanero de 27 años que vende ropas de marcas piratas, teléfonos celulares chinos y chancletas estilo hawaianas. Reside en un reparto con bloques de apartamentos al oeste de la ciudad. Revela a Diario Las Américas cómo funciona el reclutamiento de civiles y soldados interesados en trabajar o combatir en zonas ocupadas por el ejército ruso en territorio ucraniano.
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