Las deserciones de atletas cubanos han dejado de ser noticia. Los cintillos en primera plana anunciando victorias épicas y campeonatos mundiales han desaparecido. Las arcas del Estado están secas. Ya no salen de escuelas deportivas campeones en serie como si fuesen morcillas. En los últimos Juegos Olímpicos, en Londres 2012, ocupamos el lugar 16. Guárdese con tinta esa actuación. Es probable que a partir de ahora, el desempeño sea peor. El problema no es que la población sea sedentaria u obesa. O que al cubano le haya dejado de gustar el deporte. No. De lo que se trata es de ...
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