Pago mi servicio social como egresada universitaria en un registro de la propiedad, una institución estatal perteneciente al Ministerio de Justicia, que se encarga de resguardar el tráfico jurídico inmobiliario. Hace unos meses, al Ministerio llegó el último de cuatro anónimos, que acusaba de corruptos a los registradores y especialistas de Ciudad de la Habana. Se inició una investigación y se celebraron reuniones y entrevistas con los trabajadores. El asunto, como era de esperar, llegó al plano político. Salió a relucir el enemigo eterno. El imperio (Estados Unidos) nuevamente atacando, ahora con anónimos, para dividir nuestras filas. Aquéllo parecía una indirecta directa. Mis superiores saben que ...
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