Por un dólar, en la Feria del Libro de La Habana, compré Tao, de Circe Ediciones, Barcelona. Eso fue en febrero de 2001, dos años antes de mi salida de Cuba. El libro trata sobre el pintor y disidente chino Cao Yong y cómo logró escapar y refugiarse en el Tibet. Lo escribió la japonesa Aya Goda, entonces novia de Yong. Desde la primera página hasta la última, su lectura es apasionante. Pero lo que más me impresionó fue conocer algunas costumbres tibetanas. Como la de llevar a sus muertos a lo alto de una montaña y depositarlos allí, para que sean devorados por buitres carroñeros. La imagen de los funerales celestes, me ...
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