Los funcionarios de la dictadura cubana no tienen recursos, ni los saben manejar cuando algún cómplice se los facilita. Su imaginación y su creatividad alcanzan apenas para imponer el ridículo y la miseria humana a la hora en que le deben dar solución a los graves asuntos que encara el país día tras día. Por estas fechas, por ejemplo, en medio de una escasez generalizada, con el hambre tocando en las puertas de todas las casas de la ciudadanía marginada, los cuadros del partido y del gobierno salen del problema con la entrega de un pescado liberado y controlado, al ...
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