«La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana», dijo Napoleón. Una verdad como un templo. Si nos atenemos a la euforia de los medios oficiales cubanos, que volvieron a desempolvar el panfleto y una conga oriental cada vez que un atleta ganaba una presea de oro en los XXII Juegos Centroamericanos efectuados en Veracruz, México, no es descabellado afirmar que el reciente triunfo deportivo es una auténtica cortina de humo para camuflar el errático desempeño de la economía nacional. El panorama pinta feo. El PIB sigue a la baja. La producción azucarera es un enigma. La agricultura no ...
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