Cuando cae la noche, no es aconsejable andar por determinados tramos de la geografía habanera. Como el comprendido desde el parque El Curita, en Reina y Galiano, hasta la esquina de Monte y Cienfuegos. Además del desagradable olor de las aguas albañales que corren por las calles, verá edificios apuntalados, mendigos y borrachos tirados en los portales, jineteras baratas y marginales de ocasión a la caza de incautos. Más de 10 mil compatriotas de las provincias orientales que huyen de la miseria residen ilegalmente en La Habana. Es el caso de Zenaida, una santiaguera que con un bolso lleno de ...
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