Después de barrer un parque que cubre toda una manzana en La Víbora, La Habana, Silvio se sienta en un banco de madera y se empina un litro de agua fría bajo la sombra de un algarrobo y una brisa fresca otoñal. Como muchos cubanos, la política no es su fuerte. Cumple un año de privación de libertad por golpear a su ex esposa y barrer parques o chapear canteros forma parte de la sanción penal. “Esto en Cuba está malísimo. No hay dinero y comprar comida es muy difícil. Al paso que vamos, ahorita se nos viene una hambruna ...
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