El sol ilumina la Plaza Vieja y un calor húmedo transforma el lugar en una sauna a cielo abierto. Cuando usted pisa los adoquines, la sensación que percibe es de caminar por encima de tizones ardiendo. A la entrada del planetario, decenas de niños acompañados por sus padres hacen cola para ver este trozo de la geografía habanera desde una cámara negra. Los turistas, como siempre, distendidos y despistados, beben cerveza o toman fotos de la Plaza Vieja vestidos con sus bermudas y sandalias de cuero y siempre acompañados de un pomo de agua mineral. En esta hoguera tropical, sentado ...
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