Una noche sí, y otra también, aprovechando la brisa marina que llega desde la costa, al filo de la madrugada, Irene y Samuel se sientan en el balcón de su apartamento en el reparto Alamar, un distrito de edificios homogéneos y construidos de manera chapucera al este de La Habana, para intentar hacer algunas compras de alimentos.
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