Es como jugar a una ruleta rusa. Aunque los números aterran -uno de cada tres balseros es merienda de tiburones- mucha gente en Cuba se toma el asunto con una ligereza que provoca escalofrío. Probablemente el Estrecho de la Florida es el cementerio marino más grande del mundo. No hay cifras concretas de los niños, jóvenes, adultos y ancianos que yacen bajo sus turbulentas aguas. Es un drama humano con evidentes tintes políticos. El régimen quiere contar la historia a su manera. La gente se va de la isla, dicen, alentada por la Ley de Ajuste que otorga residencia automática ...
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