Genovevo, 58 años, dos veces ha visitado la cárcel y en tres ocasiones ha sido procesado por peligrosidad delictiva. Es ‘corredor de casas’, como en Cuba llaman a quienes por debajo del tapete se dedican a tramitar permutas, compras o ventas de casas. Un negocio donde no hay quien le haga un cuento. “La adquisición o venta de casas era algo prohibido por las leyes nacionales. La gente con dinero en la isla o los extranjeros casados con cubanas hacen lo posible por comprarse una casa. Es cuando yo aparezco. Tengo buenos contactos en el Instituto de la Vivienda, el ...
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