Hay tres cosas que parecían sagradas en la espiritualidad de la Isla. La rumba, la santería y el béisbol, desde hace una década sustituido por la pasión al fútbol entre los cubanos, sobre todo la generación más joven. Pero Fidel Castro es arrollador. Cuando la urna de cedro repose en el Cementerio de Santa Ifigenia, Santiago de Cuba, a 956 kilómetro al este de La Habana, y concluyan las pompas fúnebres con una cobertura completa de los medios informativos, amanuenses perfectos del Partido Comunista, es cuando la gente podrá enterarse de lo que pasa en el mundo. Durante nueve días ...
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