En una libreta, Niosber anota el nombre de unos clientes de la barriada habanera y mayoritariamente negra de San Leopoldo, donde esa noche prestará servicio. Niosber, se los presento, es aguador. Llegó a la capital hace 6 años, huyendo de la miseria rural y la falta de futuro en un caserío montañoso de Santiago de Cuba, a unos 900 kilómetros al este de La Habana. “La vida familiar nuestra es un circulo vicioso. Antes del triunfo de la revolución, casi todos los parientes fueron cortadores de cañas y aguadores. Mi padre fue aguador, yo lo soy ahora y también lo ...
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