Entre la represión del régimen y el ninguneo de gobiernos democráticos, la oposición pacífica en Cuba, está pagando un precio demasiado elevado por sus carencias y escaso impacto popular. Pero ellos, no se olvide, son las víctimas, no los culpables del desastre nacional. Los buenos guionistas tienen la capacidad innegable de convertir a los villanos en santos. Con discreción transgreden el código ético de sus lectores o espectadores. Y tipos que nunca se llevan la luz roja del semáforo, los vemos sufrir cuando criminales como Vito Corleone en el Padrino o Pablo Escobar en una serie colombiana, son atrapados o ...
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