Justo frente al parque Córdoba, en el barrio habanero de La Víbora, está enclavada una paladar de lujo llamada Villa Hernández. Es una casona despampanante, construida a principios del siglo XX y renovada al detalle por su dueño. En la entrada, un amable portero muestra al cliente el menú en una carta revestida de cuero negro. Una piña colada cuesta casi 5 dólares. Y una comida para tres personas no baja de 70 cuc, el salario de cuatro meses de Zaida, empleada de un comedor situado a dos cuadras del glamour de Villa Hernández y al cual acuden jubilados, ancianos ...
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