La diplomacia parece no ser el fuerte del cardenal Jaime Ortega. El Arzobispo de la Arquidiócesis de La Habana se comportó de manera grosera ante un grupo de opositores anticastristas, que distribuían un pliego de una tentativa Ley de Amnistía para presos políticos al personal diplomático asistente a la ceremonia por el 4 de julio en la residencia de Jeffrey DeLaurentis, jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba.
Poco después que un conjunto musical enfundados en vistosos uniformes azul prusia y gorras blancas, con instrumentos de viento ejecutaran las notas de los himnos nacionales de Cuba y Estados Unidos, y tras unas breves palabras de bienvenida del señor DeLaurentis, sobrevino el áspero comentario del cardenal.
Entre camareros que servían vino tinto, cerveza, jugos y canapés, distendidos funcionarios y diplomáticos acreditados en La Habana charlaban con disidentes, músicos e intelectuales cubanos invitados a los festejos por el Día de la Independencia.
Los opositores Egberto Escobedo y José Díaz Silva se acercaron al cardenal Ortega, que charlaba con un grupo de obispos, para entregarle una lista de 51 de presos políticos que el Foro por los Derechos y Libertades, liderado por Antonio Rodiles, Ángel Moya y Berta Soler, cuya liberación desde hace doce semanas, cada domingo, viene siendo solicitada, a pesar de la intensa represión de la policía política.
Ortega manifestó: “No quiero que me entreguen una lista más. Repártanla a las emisoras de radios ‘gusanas’ de Miami. Si me siguen molestando, haré que llamen a la policía”, subrayó enfadado.
Diplomáticos, invitados y periodistas extranjeros presentes quedaron en una pieza. Su exabrupto fue la comidilla de la velada.
“Parecía un comisario político de corte estalinista en vez de un misericordioso representante de Dios. Se supone que la iglesia católica debe cobijarnos a todos. Pero de un tiempo acá, existe un sector de la iglesia nacional que no solo le ha dado la espalda a la disidencia, si no que al igual que el gobierno también arremete contra ella”, acotó Víctor Manuel Domínguez, poeta y periodista libre.
Un funcionario de una embajada occidental que prefirió el anonimato considera que por su jerarquía, “a Ortega lo menos que se le pide es saber escuchar a los reclamos de cualquier persona, aunque no esté de acuerdo”.
La belicosidad verbal del Arzobispo cubano tiene como génesis unas declaraciones que el 5 de junio hizo a la Cadena Ser, emisora radial española, donde afirmó que en Cuba ya no existen presos políticos.
Esa aseveración provocó una respuesta en duros términos por parte del opositor José Luis García Pérez, Antúnez. Precisamente Antúnez, Rodiles, Guillermo Fariñas, Ángel Moya y Berta Soler estaban presentes durante la rabieta del Cardenal.
“Qué se puede esperar de una sociedad donde las instituciones religiosas, que supuestamente cobijan a todos los creyentes, reniegan de la disidencia. Por eso se suceden, con el sospechoso silencio de la intelectualidad y un sector del clero, las golpizas dominicales a opositores y Damas de Blanco”, comentó Antonio Rodiles.
El Foro por los Derechos y Libertades convocó este viernes una conferencia de prensa para anunciar una petición de amnistía y que se liberen a personas que están en las cárceles por otros motivos pero “el trasfondo se sabe que son por causas políticas”, dijo Rodiles.
Mientras la alta jerarquía católica de la Isla desoye a la oposición, La Habana y Washinton acordaron abrir embajadas el próximo 20 de julio.
Aunque la Casa Blanca ha declarado que seguirá abogando por el respeto de los derechos humanos y la libertad de expresión en Cuba, un ala de la disidencia local observa el panorama con desconfianza.
“Me temo que para el 4 de julio de 2016 la Embajada de Estados Unidos no invitará a la disidencia. O solo invitarían a los opositores moderados”, indicó un periodista independiente.
La autocracia verde olivo se ha propuesto que disidentes y funcionarios de su gobierno no puedan convivir bajo un mismo techo. Si a las recepciones en embajadas acuden opositores, ellos no asisten. Uno de los dos sobra.
Iván García
Foto: Jaime Ortega, muy sonriente, al lado de Raúl Castro, con quien evidentemente tiene buena sintonía. Tomada de Baracutey Cubano.
Leer también: El necesario ramo de olivo.