Hace una semana le robaron el bombillo del portal. Tres días después un par de macetas con cactus. Y en la madrugada del 12 de febrero escalaron por una tubería de gas hasta a la azotea y se llevaron dos toallas viejas y un overol de trabajo. “Es increíble. Corren el riesgo de que te coja el dueño de la casa y te muela a machetazos o te sancionen a cinco años de cárcel por robarte cosas de poco valor. Y eso que tengo mi casa enrejada. Pero los rateros se meten por cualquier resquicios para facharte”, dice Erick, mecánico automotriz.
En la barriada de Lawton, al sur de La Habana, hay una ola de robos. A Yolanda, ama de casa, a principios de enero le cortaron varios barrotes de la reja y luego forzaron la puerta de su vivienda. Se llevaron el televisor de la sala, los electrodomésticos de la cocina, una nevera que le había comprado su hija que reside en España. Tiraron el colchón al piso buscando dinero o joyas. Antes de irse cargaron con un par de sillones de hierro que tenía en el portal.
“Me cazaron la pelea. Yo había ido a visitar a mi hermana. Cuando regresé vi la casa patas arribas. Robaron entre la siete y ocho de la noche. Nadie vio ni escuchó nada. Hice la denuncia y un policía con pinta de cadete se apareció al día siguiente. Apuntó dos o tres notas en una libreta. Y hasta el sol de hoy. Aquí no vino criminalística, ni recogieron huellas ni trajeron perros para tomar muestras de olor. Toda esa parafernalia se usa cuando roban en casa de un mayimbe o para vender humo en las series policiales que pasan por la televisión”, apunta Yolanda.
René, 63 años, cuenta que en la noche del martes 30 de enero, «cuando fui a botar la basura en la esquina del edificio , dos tipos que vestían enguantadas con capuchas me pusieron una navaja en el cuello para que les diera el dinero. No tenía la billetera conmigo. Me llevaron hasta el apartamento a punta de cuchilla. Les di todo el dinero que tenía y además se llevaron ropa, un equipo de música, una laptop y dos paquetes de pollo del refrigerador. Antes de irse me dijeron que si los denunciaban vendrían por mí. Me quedé en shock. Es evidente que me tenían vigilado para robarme”.
El auge de la delincuencia y criminalidad preocupa a muchos cubanos. Existe una gama de robos menores, pandillas juveniles que asaltan a personas y les quitan dinero, el teléfono móvil, anillos y cadenas de oro o plata. Bandas más sofisticadas planifican robos de automóviles y motos eléctricas. O roban en casas que aparentan ser auténticos búnkeres. También en almacenes, bodegas y empresas estatales. En días recientes, a plena de luz del día las mafias que controlan Comercio Interior se robaron 133 toneladas de pollo.
Un ex instructor del DTI (Departamento Técnico de Investigaciones) afirma que “ese tipo de desfalco demuestra la impunidad y corrupción que existe en el país. Esa cantidad son seis camiones repletos de cajas de pollo. Una operación como esa envergadura involucra a una decena de personas. Ninguno de los cuerpos creados para vigilar y controlar la delincuencia, como CDR, CVP y otros se activó porque hace rato dejaron de funcionar. Probablemente los 30 sospechosos detenidos por la policía, según una nota de prensa, son peces pequeños. A los grandes nadie los toca”, alega.
Llamémosle Ramón, un tipo que ronda los 40 años detalla el perfil cada vez más profesional de algunos grupos delictivos en Cuba. “Son de diversas tendencias. Están los rateros de toda la vida que lo mismo matan un gato para comérselo que se llevan una camiseta de una tendedera. Luego están los carteristas, pandillas y asaltadores de gente en la calle, por lo general jóvenes que están asfixiados económicamente, todavían no han estado en la cárcel o si han estado, han cumplido sanciones cortas”.
“A continuación mencionaría las bandas y personas que se dedican a la estafa, conocidos como ‘metedores de cuerpo’, unos son amateurs, y otros profesionales, que planifican bien los timos. Después, los grupos que planean robos en casa de personas adineradas. La regla de oro es no herir ni matar a nadie, y no ser que no quede otra opción. Los que se meten en una casa y asesinan a alguien son criminales de poco cerebro. El profesional carga con objetos de valor, mucho dinero y no deja rastro”.
En opinión de Ramón, existen grupos que se han profesionalizado, que se especializaron en ese tipo de robos en España y México. «Y por una razón u otra han regresado o los han deportado. Esos grupos investigan bien el lugar donde van a dar golpe. Tienen herramientas modernas para forzar alarmas antirrobos y desactivar cámaras de vigilancia. El objetivo principal son los dueños de MIPYMES quienes suelen tener guardado en sus casas mucho dinero”.
El ex instructor del DTI asegura que “la criminalidad en el país cada vez es más experta en sus fechorías. Incluso puede que superen en tecnología a los cuerpos policiales, cuyos equipamientos debido a la crisis económica se han quedado obsoletos”.
En días recientes la prensa oficial, sin mencionar cifras, reconocía el aumento de la violencia en el país. “Los tentáculos sin fronteras del crimen internacional y sus múltiples caras, con infinitos canales de penetración amenazan al mundo e impactan en todos los países”, reveló el periódico Granma en un editorial sin ofrecer pormenores de su presencia en la Isla.
Dinorah, médica de un consultorio al oeste de la capital, asevera que cuando leyó la noticia se alarmó aun más. “Cada día vivo con el corazón en un puño por miedo a que me asalten para quitarme el celular o sufrir una agresión sexual. Si ya es casi normal soportar las groserías que te dicen los hombres en la calle o se masturben en la vía pública, imagínate tener que andar en vilo por la aparición de una delincuencia cada vez más sofisticada. Cuba ahora mismo da mucho miedo”.
En 2023 se cometieron 89 feminicidios. Y hasta el 14 de febrero de 2024 grupos independientes como Alas Tensa habían denunciado el asesinato de 7 cubanas. Cifras muy superiores si se comparan con España, una nación con más de 48 millones de habitantes.
Aunque no existen estadísticas oficiales sobre otros crímenes, el ex instructor policial afirma que “los asesinatos se han triplicado en comparación con 2019. Algunos de ellos realizados con un grado de crueldad que no era habitual en Cuba”.
A José Ignacio, taxista privado, en diciembre de 2023 le vaciaron la casa y aun la policía no había cogido a los ladrones. «Díaz-Canel en lo único que ha sido eficiente es en meter presa a la gente que protesta en contra del gobierno. En todo lo demás es un fracaso. La economía no levanta ni se le espera. Y ahora quieren aplicar otro paquetazo para hundir más el pueblo. Pero es incapaz de atajar la ola de violencia”, dice José Ignacio.
La percepción que hay entre los cubanos de a pie es que la criminalidad irá en aumento. Ridel, informático, considera que “no hay una estrategia para enfrentar a la delincuencia. En vez de buscar solución culpan al bloqueo de Estados Unidos y acusan a las redes sociales de exagerar o manipular el clima de inseguridad, que es real. Caminas por la noche y no ves a nadie en la calle, como si hubiera un toque de queda».
Susana, profesora, culpa al gobierno “por su ineficacia y por no tener mano dura con la delincuencia. Con Díaz-Canel y sus ministros, la CIA no necesita tener agentes en Cuba. Todo lo que tocan deja de funcionar. Por el camino que vamos, La Habana será como Caracas o Puerto Príncipe, donde los conductores no paran en los semáforos por miedo a que los asalten”. Muchos en la Isla piensan igual.
Iván García
Foto: Operativo antidrogas realizado por el Ministerio del Interior en la noche del 19 de febrero por los alrededores del Parque El Curita, en el corazón de La Habana. Tomada de Diario de Cuba.