Hace tres años, al filo de la madrugada, dos camiones de volteo y una pala mecánica comenzaron a recoger desechos sólidos en vertederos improvisados en el municipio Diez de Octubre, al sur de La Habana, el de mayor población en la capital. Luego, en la mañana, inspectores de salud pública se dieron a la tarea de tocar casa por casa para intentar eliminar larvas del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue y considerado por las autoridades sanitarias el enemigo público número uno.
A pesar del enorme esfuerzo, recuerda Gisela, especialista de higiene y epidemiologia, “era imposible abatir al Aedes aegypti con una ciudadanía irresponsable, un sistema de acueducto con roturas y salideros y no contar con todos los recursos disponibles para combatir el dengue, chikungunya o zika”.
El difunto dictador Fidel Castro diseñó diversas estrategias para erradicar al mosquito transmisor del dengue y otras enfermedades. Con su acostumbrado lenguaje belicoso, el aparato de propaganda del partido comunista abordó la situación como si se tratara de un desembarco de tropas. En Cuba todo han sido ‘batallas’. Lo mismo para traer de vuelta al niño balsero Elián González, enfrentar un huracán categoría cinco, que ganar un puñado de medallas en unas competencias mundiales o juegos olímpicos.
En el verano de 1981, al clausurar un curso intensivo para jefes provinciales y municipales de la Campaña Anti-Aedes aegypti, Castro expresó: “Pensamos erradicar primero la epidemia, pero no nos vamos a conformar, vamos a seguir la lucha hasta erradicar el mosquito. Ese es el propósito”, vaticinaba con su optimismo habitual. La realidad fue otra. Ese año, el dengue hemorrágico provocó la muerte de 158 personas en la isla, entre ellos 101 niños. Fidel Castro acusó a la CIA de introducir la enfermedad en Cuba.
Edel, quien trabajó en la campaña contra el Aedes aegypti a partir de 1981, cuenta que en aquella época, el Estado derogaba grandes partidas en moneda convertible para eliminar la epidemia del dengue. “Se compraron camiones militares para desinfectar con poderosos insecticidas, se disponía de una flota de aviones que fumigaban en todas las ciudades del país y se movilizó a miles de soldados y oficiales del ejército para fumigar casa por casa. Entonces, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) contaba con cuantiosos recursos gracias al cheque en blanco que giraba la desaparecida URSS. La infraestructura hidráulica no estaba tan dañada como ahora. Si en esa etapa de vacas gordas no pudimos erradicar el Aedes aegypti, ahora con menos recursos es imposible”, opina Edel.
La especialista Gisela asegura que la causa fundamental de que las autoridades no hayan podido eliminar al vector que provoca la epidemia del dengue, «sin dudas es la distribución de agua potable. En muchas zonas La Habana, el agua se distribuye cada dos días y miles de familias ni siquiera tienen ese servicio. Por tanto, la gente acumula agua en recipientes que no tienen la protección adecuada. Si el servicio de agua fuera las veinticuatro horas, las personas en Cuba no tendrían que tener tanques sin tapas y envases artesanales para depositar el agua. Si queremos cortar la epidemia del dengue hay que solucionar el problema de abasto de agua potable”.
Con la llegada de la etapa lluviosa en el mes de mayo, las posibilidades de que aumente el número de casos de dengue y otras enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti aumentan. Idania, médico de la familia, considera que “el dengue en Cuba se han convertido en una pandemia. Existen varios tipos de dengue. Todos son peligrosos si no se le da una atención primaria. El número de casos se ha disparado en el consultorio donde trabajo. El personal de salud rumora que la cifra de fallecidos supera la decena. Aunque oficialmente las autoridades aun no han reportado decesos”.
Según informaciones difundidas en redes sociales y medios independientes, hasta la fecha, se habían producido seis muertes por dengue hemorrágico: dos niñas, una de Cienfuegos y otra de Contramaestre, Santiago de Cuba; una doctora de Camagüey que se encontraba embarazada; un ingeniero de la India que estaba al frente de la construcción de hoteles en Cayo Coco, Ciego de Ávila; un adolescente de 16 años en Cienfuegos, y un hombre de 60 años en Colón, municipio de Matanzas, desde el cual el 22 de julio el periódico Girón reportaba la «sensible situación con el dengue» que se estaba viviendo en el Hospital Docente General Dr. Mario Muñoz Monroy.
La tasa de incidencia de casos sospechosos de dengue creció en 42% en la primera semana de julio con respecto a la anterior. De acuerdo al MINSAP, las provincias con transmisión de dengue demostrada son La Habana, Sancti Spíritus, Matanzas, Villa Clara, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
Héctor, médico intensivista, cuestiona las cifras ofrecidas. “De acuerdo a un parte del MINSAP, en salas de cuidados intensivos había 29 pacientes reportados graves y tres en estado crítico. Pero te puedo asegurar que ese número es mayor. En el actual contexto, con un desabastecimiento brutal de medicamentos y baja calidad en la atención médica, muchas personas cuando tienen fiebre o síntomas del dengue o el covid, a no ser que se sientan muy mal, no acuden al cuerpo de guardia y se automedicamentan”.
Pedro, jubilado, sonríe irónicamente al leer el titular del diario Granma “Si no hay mosquitos Aedes aegypti, no hay dengue”, citando palabras del gobernante Miguel Díaz-Canel durante un encuentro con especialistas en temas de salud. “Si no fuera tan dramático el panorama movería a risa. Pensaba que los recordistas en decir disparates eran Nicolás Maduro y Evo Morales. Pero Díaz-Canel les hace competencia. Eso de aconsejar a los ciudadanos que eviten las picadas de mosquitos, parece salido de una pelicula de Tin Tan o Cantinflas. Con un presidente así, que no resuelve nada y habla tonterías, no hace falta que exista la CIA”, afirma el jubilado.
Yoel, barbero, se pregunta “si en algún momento nos llegarán buenas noticias. Es como si a los cubanos nos hubieran echado una brujería. Cuando parece que no podemos ir peor, nos seguimos hundiendo. De los barrigones que desgobiernan el país es mejor no hablar. La gente no les cree. Dicen una mentira tras otra. No están capacitados para administrar una nación. No solucionan nada. Son unos parásitos”.
Para Julián, chofer de ómnibus urbano, el dengue no es lo más alarmante. “Lo que me preocupa es que no tengo comida en el refrigerador. El dengue y el coronavirus son una ruleta rusa. Pero el hambre te mata al seguro”. Lo mismo piensa Mayda, ama de casa, que desde hace dos semana espera que entre a la farmacia la medicina que le controla su diabetes. “Entre tantos problemas que tenemos, no creo que el dengue sea una prioridad”, piensa Mayda.
El gobierno reconoce que hay un déficit del 38% de los medicamentos básicos. La inflación crece por día. Decenas de familias venden sus casas para emigrar. En Cuba la lista de dificultades es extensa. Y el principal obstáculo es el gobierno. La solución pasa porque dimitan o se larguen.
Iván García
Foto: Médico de Colón atiende un niño con síntomas de dengue. Tomada del periódico Girón.