Aunque para algunos de sus sirvientes Fidel Castro era inmortal, la verdad es que se murió, de arriba abajo, en noviembre de 2016.
Y una de las mayores y más importantes agonías que ha dejado entre los herederos de su dictadura es la velocidad de su olvido, la intensidad de su desmemoria y su capacidad para que las arrobas de toneladas de palabrerías que dijo en sus discursos se queden en el papel como una mancha enorme y pareja de tinta ciega y sin mensaje.
Sus largas y cotidianas peroratas no contienen una filosofía ni un cuerpo de ideas coherentes. Lo que queda de aquellas miles de horas frente a los micrófonos es un conjunto de citas que se usan ahora para tratar de imponer una figura que se desgasta, pervive para la mayoría de los cubanos como una pesadilla y de la que las nuevas generaciones no quieren saber o le pasan la vista como algo primitivo, lejano y sin vigencia.
Los que se han apoderado de todo lo que Castro le robó, Cuba se empecinan en promover a un personaje que se disolvió por agotamiento en el poder, por reiterativo y mentiroso, por convertirse en un patrón de los canales de televisión en los que ordenaba retrasar o suspender programas de entretenimiento o de deportes para seguir hablando de todo, hasta del uso correcto de las cocinas caseras y de su predilección por los camarones al ajillo.
Lo cierto es que la ciudadanía sabe que, si mientras estaba vivo el hombre no resolvió ninguno de los grandes problemas que agobian al país, mucho menos los va a resolver con su recuerdo.
El asunto es que los fidelistas profesionales, tienen que luchar por mantener viva su imagen para que les ayude a conservar los privilegios y en ese sentido preparan un carísimo y sofisticado palacio tecnológico, en pleno Vedado habanero, para darle residencia fija, con centenares de empleados, al fantasma de Fidel Castro.
Ya se levanta a toda prisa la institución, para que comience a funcionar en 2019. Según el Consejo de Ministros. “será de carácter político, pública, equipada con alta tecnología, que estimule la información interactiva y, por sus objetivos, ponga énfasis en los niños, adolescentes y jóvenes, sin excluir al resto de los públicos».
Los nuevos sirvientes directos de Fidel Castro trabajarán con otras instituciones cubanas y con los alegres y entusiastas amigos del dictador en el extranjero para “contribuir al enfrentamiento de las campañas enemigas dirigidas a tergiversar la vida, la obra y figura” del dictador.
El desprecio y la indiferencia sobre Fidel Castro tienen que ver con la experiencia vital del hombre de la calle y de los grandes sectores de marginados que todavía padecen por la miseria de su gestión. Pueden abrir un palacio tecnológico para su fantasma cada semana.
El olvido y la desmemoria tienen, en este caso, un enlace directo con la libertad.
Raúl Rivero
Blog de la FNCA, 6 de noviembre de 2018.
Foto: Tomada de El Popular.