Desde La Habana

Realeza en La Habana y cubanos en la selva

Realeza en La Habana y cubanos en la selva

La realeza tiene sus manías y sus perversidades folclóricas. Días atrás, el príncipe Carlos de Gran Bretaña y su esposa Camilla, estuvieron en La Habana. Comieron croquetas de frijoles negros, tomaron guarapo de caña, degustaron un buen mojito y pasearon en un almendrón por las calles llenas de baches de la ciudad.

Se trata de la capital de un país apresado en una dictadura, empobrecido, arruinado, sin alimentación ni medicinas y en el que enormes sectores de la ciudadanía sueña todas las noches, con irse a encontrar una vida decente.

El heredero del trono inglés se llevó unas croquetas para merendar en el avión de vuelta a casa y se apropió también, según comentó divertido, de la receta para prepararlas en su mansión de Londres. La estancia de tres días de los dos visitantes a Cuba ha sido una cadena de payasadas y gestos humillantes para la población porque, entre cosas, no llegaron a hacer nunca ni una pregunta, sobre la situación real del país, ni por existencia verdadera de los habitantes de la nación que visitaron de una manera insulsa y superficial.

“Quisimos mostrarle los platos típicos y pudieron ver al Príncipe haciendo guarapo. Esperamos que se hayan llevado la idea que realmente quisimos ofrecerles desde la solidaridad y el respeto”, dijo la señora Lis Cuesta, la esposa del presidente Miguel Díaz Canel, en una sabia y aguda reflexión sobre el periplo de los británicos.

Los viajeros europeos la pasaron de maravillas en un país en el que la gente de a pie, los marginados y quienes se proponen vivir en paz y con un porvenir, tienen que irse para buscar esa esperanza en otros sitios y salen al exterior en condiciones difíciles, por distintas vías a enfrentar cualquier dificultad, incluidos los peligros de muerte.

Hay miles de cubanos en los caminos más complejos del continente, después de haber salido con diferentes peripecias de su patria y andan por Panamá, Costa Rica, Honduras, Guatemala, México y otros países, en una travesía llena de azares y peligros. En Tapachula, un funcionario de la gobernatura indígena de México ha dicho, que “en estos momentos la cifra ronda los 4 mil cubanos entre la población flotante de la ciudad.

En el noreste de Colombia, Capurganá, medio millar de ciudadanos de la Isla se preparan para cruzar en lancha la frontera con Panamá y poder llegar a Puerto Obaldía para así entrar en la siniestra selva de Darién.

Una mujer cubana integrante de ese grupo que se encuentra en Colombia, dijo algo que, por su drama, se puede contraponer a las palabras de Lis Cuesta sobre la visita de la realeza británica a La Habana. La cubana dijo: “Miedo voy a tener en la selva porque voy con un niño, hay que caminar y hay animales. Pero es mejor morir en la selva que regresar a Cuba».

Raúl Rivero

Blog de la Fundación Nacional Cubano-Americana.

Foto: El príncipe Carlos y su esposa Camilla en el Palacio de los Capitanes Generales, Habana Vieja. Tomada del Daily Mail.

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