El martes 2 de junio, La Habana amaneció con un cielo encapotado y lluvias a intervalos que le daban un toque británico a la ciudad. El sol estuvo de asueto y el lodo cubría el asfalto.
A pesar de la llovizna intermitente, Pablo, furibundo seguidor del Real Madrid, rescató una olvidada camiseta de Raúl González y desde las 3 de la tarde, ansioso, espero que abrieran lsd puertas del antiguo estadio La Tropical, hoy Pedro Marrero, en la Avenida 41, Marianao.
El mal tiempo tampoco fue óbice para que Pablo decidiera ver al ‘ángel madrileño’. Integrantes de una peña oficial del club blanco, portaban una pancarta que decía “Raúl González, el único capitán del Real Madrid”.
Cuando el Cosmos saltó a la grama dispareja del estadio de Marianao con sus camisetas verdes, Yolkis, un alumno que se había ausentado de la escuela, como un resorte se paró de la grada de cemento y con la cámara de su destartalado celular grabó el calentamiento de Raúl.
“Cuando comencé a seguir el fútbol español, Raúl era un referente para mí. Era la época de los ‘galácticos’, Ronaldo el gordo, Zidane, Roberto Carlos, Figo y Beckham. De todos ellos, por su entrega, Raúl era el símbolo del Madrid. Él ha hecho mucho por el fútbol en España y el mundo”, dijo Yolkis, mientras devoraba un puñado de rosita de maíz.
Hasta los seguidores del Barcelona, orgullosos de su tridente devastador y la magia de un Messi que es de otra galaxia, se llegaron al otrora estadio de la cervecería La Tropical, para ver jugar a Raúl. Y, de paso, mortificar a los madridistas, que se han ido en blanco esta temporada.
Rayando las 5 de la tarde, las gradas del Pedro Marrero cobijaban poco más de 15 mil personas, la asistencia más grande que se recuerde para asistir a un partido de fútbol en los últimos diez años.
Lamentablemente, la mayoría de los espectadores no iban a ver al equipo local. Muchos ni siquiera conocían los nombres de nuestros futbolistas. Todos los focos y aplausos eran para Raúl González, quien desde la arrancada se robó el show.
Antes de comenzar el partido, un coro de niños y adolescentes entonó los himnos nacionales de Estados Unidos y Cuba. Cuando el nombre de Pelé se anunció por los altavoces, se armó una conga espontánea para congratular al ‘mais grande jogador do mundo’, junto a Diego Maradona.
Tras el pitazo inicial, todas las miradas perseguían al 7 del Cosmos, que no viajó a La Habana en plan de turista. A sus 37 años, y a punto de cerrar su exitosa carrera, Raúl cabalgaba por el campo como aquel chaval de 17 años que Jorge Valdano hizo debutar en el club merengue.
Era un fantasma. Estaba en todas partes y desquiciaba a la defensa con sus pases al espacio y su manera de entender el fútbol moderno. Desde luego, ya no tiene la misma pólvora. Ahora es un viejo zorro que huele con su olfato de depredador dónde puede hacer más daño.
En los primeros diez minutos, supo que el agujero negro del once isleño estaba en el centro de la defensa. Una auténtica broma la que armaban los centrales cuando el Cosmos apretaba el acelerador y les sacaba los colores de la cara.
En cada cambio de ritmo de los delanteros verdes, los cubanos quedaban encueros. Y eso que se trataba de una selección que muestra progresos. Que intenta salir tocando, pero todavía les falta hueso y apretar los dientes.
En defensa son párvulos inocentes. Amateurs en toda la extensión de la palabra. Esa falta de oficio les costó los cuatros goles del primer tiempo. Cayeron como mangos maduros ante el desmadre del sistema defensivo.
Aunque el ‘ángel madrileñ’o no coló una pelota en la cabaña, el estadio hacía silencio cuando tocaba el cuero. Raúl estaba sobregirado. Metía fuerte la pierna y peleaba de tú por tú con mozalbetes de 22 años.
El 7 del Cosmos no jugaba en rol de divo. Quería, y ponía, ganas y carácter. Además de su buen toque de balón, sus pillerías lo marcaron como el chico más listo de la clase.
Con el partido roto, los fans aprovecharon para comentar la noticia de la dimisión de Joseph Blatter. Algunos entendidos argumentaban que la prensa oficial trató al suizo con guante blanco.
“Imagínate, por mediación de Jack Warner, el trinitario, un mafioso donde los haya, Blatter también untaba con billete a los de la federación cubana de fútbol para garantizar su voto. Del 2008 a la fecha, la FIFA les dió cinco millones y nadie sabe qué han hecho con esa plata. Se habló de construir una cancha sintética en el estadio de La Polar y las obras hace dos años avanzan a paso de tortuga. El silencio de Cuba es una muestra de que las autoridades apoyaban al sinvergüenza de Blatter”, señaló un periodista deportivo que conoce las interioridades del fútbol.
Cuando el árbitro dio por concluido el partido, la pizarra reflejaba cuatro goles a uno a favor de la plantilla neoyorquina. Fue entonces cuando la hinchada se puso de pie y homenajeó a Raúl. El juego y el resultado habían quedado en segundo plano. El español agradeció el gesto aplaudiendo a la tribuna.
De todas las estrellas estadounidenses que después del 17 de diciembre han puesto a Cuba de moda como itinerario turístico, el ‘ángel madrileño’ puede jactarse de haber llevado a más de 15 mil personas bajo la lluvia solo para congratularlo.
Ni Rihanna, Paris Hilton o Connan O’Brian. Ni siquiera Steve Nash, el base canadiense de la NBA, o el pivot Dikembe Mutombo, despertaron tanto furor entre los fanáticos del deporte en la Isla.
Raúl González y la diplomacia del fútbol han sido los verdaderos protagonistas en el recién estrenado verano de La Habana.
Iván García
Foto: Raúl González (Madrid, 27 de junio de 1977) saluda a la gente mientras camina por la Plaza de la Catedral, escoltado por dos guardapesladas, el 3 de junio de 2015. Tomada de El Nuevo Herald.