Desde La Habana

Que la muerte sepa a gloria (2 y final)

Sí, es cierto. Existen obstáculos para ejercer la iniciativa legislativa. Pero son requerimientos legales imprescindibles para que surtan efectos. Hay que intentar sortearlos primero, para después decir que es  imposible. Por otra parte, están los requisitos de forma y contenido, en mi opinión, excesivos, que exige la legislación a un proyecto de ley ciudadano.

El Proyecto Varela tampoco cumple ninguno. En su fundamento legal se apoya indistintamente en el derecho de queja y petición, y en la iniciativa legislativa ciudadana. Sin embargo, ambas facultades no tienen el mismo contenido, ni se ejercitan de igual forma.

La Constitución de la República de 1976, reformada en 1992, en su artículo 63 establece que “Todo ciudadano tiene derecho a dirigir quejas y peticio­nes a las autoridades y a recibir la atención o respuestas pertinentes y en plazo adecuado, conforme a la ley”. Aunque no se legisla el contenido, alcance y formas de este derecho. Por tanto, no hay formalidades jurídicas, es decir, no existe procedimientos para ejercer este derecho.

A las autoridades puede llegarse con cien mil firmas de ciudadanos o sin ninguna. No hay exigencia en tal sentido. En todo caso, las autoridades  constitucionalmente están obligadas a recibir y dar  respuesta a cualquier petición ciudadana. Sin embargo, esto no significa que serán satisfechas las peticiones planteadas.

Por su contenido, el Proyecto Varela se corresponde más con el ejercicio del derecho de queja y petición, que con una iniciativa legislativa tal como expone en su fundamento legal. Hace varias peticiones para que se modifiquen leyes vigentes, pero no especifica las reformas concretas de esas normas y cómo quedarían después de la propuesta modificativa.

El Reglamento de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), aprobado en 1996, regula la forma en que debe ser ejercitada la iniciativa legislativa. Un procedimiento que no siguieron los promotores del Proyecto Varela.

Ese reglamento exige la presentación de un proyecto de ley al presidente del Parlamento, acompañados de una fundamentación que debe cumplir determinado formato y contenido. Por ejemplo, si se pretende modificar la ley electoral debe especificarse los artículos que sufrirían cambios, siempre que se fundamente desde el punto de vista político, económico y social, el por qué de la transformación.

No parece ni es fácil cumplir con todos esos requerimientos. Ni el mismo gobierno pudo realizar el proceso tal como lo diseñó. Tanto la solicitud como la reforma constitucional del 2002, fueron ilegítimas. Pero de eso no se dieron cuenta los promotores del Proyecto Varela. Porque, al igual que sus adversarios, no conocen la ley.

Cuando en marzo de 2001 se presentó el Proyecto Varela, éste adoleció de falta de estudio de la legislación constitucional y su normativa complementaria. Si aún sabiendo sus deficiencias, posteriormente decidieron recoger firmas para un nuevo proceso de entrega, pues felicidades y éxitos en la empresa.

Repito: su relanzamiento en la actualidad es incoherente desde el punto de vista jurídico. Las faltas legales de que adolece le impedirían llegar a las puertas de la Asamblea Nacional y se esperaría en vano el cumplimiento de las demandas que exige.

Parece que no han sido suficientes los encarcelamientos del 2003 ni las condiciones infrahumanas en que se encuentran los opositores que promovieron el Proyecto Varela. ¿Quién puede suplir la ausencia de esos padres, hijos y esposos? La primera vez se actuó con desconocimiento, en esta segunda, ya están advertidos.

“Ama al  prójimo como a ti mismo” reza uno de los diez mandamientos bíblicos. ¿Cómo puede pedírsele a alguien que se inmole por algo, sabiendo de que es una acción inútil?

Si sufrir represión, intimidaciones, abusos, persecución y cárcel por una iniciativa que no dio resultado alguno, es ser patriota, pues entonces no lo soy. El día que arriesgue mi libertad o mi vida, será por algo que valga la pena. Mientras tanto, emplearé mi tiempo en trasmitir a otros mis conocimientos. Es como me siento útil.

Sin embargo, ¿por qué el régimen reacciona con tanta represión y le tiene tanto miedo al proceso de recogida de firmas? Sencillamente porque el gobierno cubano teme a todo lo que se le oponga, hasta una palabra tan genérica como cambio en una pulseria blanca. El régimen no teme solamente al Proyecto Varela, sino a toda propuesta que venga de la disidencia.

Si en su momento critiqué al Proyecto Varela era para que lo perfeccionaran. Lástima que no sean receptivos y no acepten las críticas constructivas. Cuba no necesita más presos políticos, ni opositores que salgan en la primera plana de El Nuevo Herald. Necesita que sus hijos despierten y tengan las armas suficientes para aprender a defender sus derechos. Pero quien por su gusto muere, que la muerte le sepa a gloria.

Laritza Diversent

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