En un antiguo almacén de víveres reconvertido en carpintería, enclavado en el bullicioso barrio de Colón, Centro Habana, cuna del jineterismo y origen de la mayor protesta popular en Cuba (el Maleconazo, 5 de agosto de 1994), una decena de obreros trabajan en la producción de muebles y puertas.
El estruendo de las sierras eléctricas obliga a hablar a gritos. En una esquina, colgados en una soga, se ven diferentes piezas de madera recién esmaltadas. El aserrín se esparce por todos los rincones y un penetrante olor a barniz fresco inunda el taller. Mario, el dueño del negocio, dice que los pedidos han caído notablemente.
“Hace cinco años tenía hasta 200 encargos al mes. Lo mismo de empresas estatales que me pedían el mobiliario de un hotel o clientes con buen poder adquisitivo. Mucha gente prefería pagar en pesos convertibles, pues tenía más valor que el dólar. Ahora es al revés. Los clientes pagan en dólares para abaratar las compras. Un juego de sala y comedor puede salir en 50 mil pesos, que es el equivalente a 2 mil dólares en el mercado negro. Pero si pagas al cash en dólares se te rebaja a 1,600”, aclara Mario y explica:
“Con divisas, puedes comprar bolos de madera como el cedro, la caoba o el roble que con pesos nadie te lo quiere vender. Todos los que venden materia prima en Cuba prefieren que les paguen en dólares, pues con el dólar se abaratan algunos costos y puedes comprar alimentos en las tiendas MLC o en los numerosos negocios que ha montado el gobierno para venderle a los emigrados cubanos”.
Dagoberto, músico de la orquesta sinfónica, aconseja a los familiares o cubanos que viajan con frecuencia al exterior “abrirse una cuenta en un banco extranjero para poder obtener una tarjeta de crédito como Visa o Mastercard. Después, un pariente te puede hacer los depósitos. Las tarjetas extranjeras de crédito te salvan de hacer las extensas colas. Y en una semana o diez días esas empresas te traen los alimentos a la casa. Lo otro es escoger un sitio barato. Los hay como Supermarket que son carísimos, una auténtica estafa. Otros, un poco más caros que en las tiendas MLC, aunque con mayor surtido y variedad, pero solo te venden con tarjeta de crédito internacional”.
Daisy considera que “la mejor opción es tener dólares en efectivo. Los aprovechas mejor. Si tu pariente te los sitúa en las tarjetas MLC, donde el gobierno los valoras a uno por veinticuatro, pierdes, pues si lo sacas de la tarjeta te lo entregan en pesos y en la calle se compran los dólares en 50 pesos, más del doble que lo pagado por los bancos estatales. Además, en algunos negocios privados te sale más barato comprar si logras canjear los dólares a 50 pesos por uno. Pongo un ejemplo, la Jamonería Rubí, que vende ahumados, cerdo y pescado, te oferta un combo de veinte libras de puerco, dos libras de queso blanco, cuatro de pechuga de pollo, dos kilogramos de castero o emperador, cinco libras de jamón embuchado, chorizos, picadillo y diez hamburguesas en 163 dólares o cuatro mil pesos. Si tienes dólares al cash, vendes 80 y pagas la factura. Ahorras más de la mitad”.
El problema, según Daniel, taxista particular y padre de dos hijos, “es que se ha encarecido mucho la transferencia de dólares a Cuba, debido a la pandemia y las medidas de restricción aplicadas por Trump, que solo autoriza vuelos de Estados Unidos a La Habana y ahora por el Covid-19 solo están llegando dos o tres vuelos diarios. Las agencias en Miami están cobrando 30 y 35 por ciento por cada 100 dólares que te pagan en Cuba. Anteriormente se cobraba el diez por ciento, que ya era bastante, si lo comparamos con lo barato que sale enviar dinero desde Estados Unidos a cualquier país de América Latina. Pero incluso con el 30 por ciento puedes vender los dólares a 50 pesos y le sacas un margen”.
Daniel opina que la gente también lo compra a ese precio “si te lo ponen en una tarjeta en MLC. Cada vez está más difícil conseguir dólares en la isla. Se ha estancado en 50 pesos porque a los revendedores de alimentos no les cuadra que suba, pues le encarece mucho el precio de los alimentos que compran en divisas y luego nadie se los compra. Pero cuando termine esta pesadilla del coronavirus, el dólar seguirá subiendo. Para fin de año puede que roce los 80 pesos”.
Hugo, economista, cree que el déficit de dólares y la insuficiente oferta de servicios y alimentos por parte del Estado, ha frenado la depreciación de la moneda estadounidense. “Mucha gente que se dedica a revender comida se le encarece mucho comprar divisas. Y después tienen que vender demasiado caro. Pero, al no existir ofertas por parte del Estado, los negocios privados y entidades del gobierno que venden alimentos, artículos de aseos y electrodomésticos a los cubanos residentes en el exterior, venden exclusivamente en divisas. Eso obliga a las personas que no tienen acceso a los dólares a pagarlo a cualquier precio. Son personas que quieren el dólar para comprar alimentos y ropa para su familia, no para revender».
El economista habanera vaticina que cuando aumenten los vuelos, y con ello el trasiego de dólares, «los precios en pesos seguirán creciendo y la gente se refugiará en el dólar, ya que es la moneda con la cual se puede adquirir una amplia gama de productos. A ello se suman las mulas, que comenzarán a vender mercancías que no oferta el Estado. Y probablemente lo vendan directamente en dólares. Por tanto el dólar seguirá subiendo. Pudiera llegar a 100 pesos en 2022. La mejor salida para la depauperada economía cubana es dolarizarse”.
Ernesto, ingeniero, afirma que «en Cuba necesitas el dólar para cualquier cosa. Estoy reparando mi casa y un saco de cemento cuesta diez dólares, entre 800 y mil pesos en el mercado negro. La tendencia en el mercado subterráneo es a vender en dólares. En un futuro próximo, de no mejorar la economía, el dólar será cada vez mayor protagonista. El que no tenga dólares en Cuba es out por regla”.
Zaida, dueña de una peluquería en La Habana Vieja, está convencida que “mientras en este país haya crisis económica y desabastecimiento, el dólar será fundamental en todos los ámbitos de la vida cotidiana, para la supervivencia de las familias o de los negocios privados. Quienes no tenga acceso al dólar estarán en desventaja. La consigna oficial de Patria o Muerte debieran sustituirla por Patria y Dólar”.
Se calcula que de un 50 a un 60 por ciento de la población cubana no recibe dólares, euros u otras monedas fuertes a través de remesas. Gregorio, custodio en una escuela secundaria, enojado, comenta: “Tanto discurso anticapitalista. Tantas críticas a Estados Unidos y a su sociedad y en Cuba si no tienes dólares vives en la indigencia. La revolución, o lo que queda de ella, ha acabado pasando el sombrero entre los emigrados para recaudar dólares en su intento de sobrevivir. Vaya drama”.
Los vilipendiados ‘gusanos’ están sosteniendo a la industria más lucrativa que han montado las empresas militares en la Isla sin tener que invertir un centavo: vendiéndole a los cubanos bienes y servicios de primera necesidad en dólares, la moneda de su enemigo número uno. Ver para creer.
Iván García
Caricatura tomada de la web del Observatorio Cubano de Conflictos.