Desde el balcón del apartamento de Estefany, emprendedora privada, se ve a varias personas conversando a la entrada de una cuartería, donde en condiciones precarias residen decenas de familias pobres y mayoritariamente mestizas. Un grupo de jóvenes bebe alcohol pendenciero de un pomo plástico mientras discuten de fútbol. “Así están todo el día, esperando a ver que se cae del camión. Como no hay turistas, las jineteras, los vendedores de tabaco y los dueños de casas de alquiler no estamos ganando ni un peso”, dice Estefany. Si ella pudiera, borraría de un manotazo el año 2020. “Ay, mi virgencita, qué daño le hemos hecho los cubanos al Señor que permite que se nos castigue con tanta rudeza”, y besa una réplica en miniatura de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.
Según Estefany, el primer culpable de las adversidades que viven hoy los cubanos es el gobierno. Siempre habla de prosperidad en nombre del pueblo, pero todos los días vamos pa’trás como el cangrejo. Es una odisea comprar comida, conseguir medicinas o un simple bombillo». Y cuenta que en 2016 tenía todas las habitaciones rentadas, pudo comprarle un apartamento a su hija y un auto que maneja su esposo. «Ahora, por el virus que vino de China, con Trump aprieta que te aprieta y el insípido de Díaz-Canel que no pone una, apenas hay turismo y desde hace nueve meses no alquilo ni un cuarto. Para sobrevivir he tenido que vender durofrios, flanes y panetelas. Y por si no bastaran las desgracias, van a cerrar las oficinas de Western Union».
Cuando usted camina por el Paseo del Prado, en el corazón de La Habana, nota que los hoteles existentes en esa zona están vacios o cerrados, como el Saratoga, Parque Central o Manzana Kempinski. Agustín, parqueador, asegura que “por causa de la pandemia no hay turistas. Los parques están casi vacíos, solo se ven aglomeraciones en las pocas tiendas por pesos convertibles que van quedando y que nada más venden pollo, salchichas y detergente. Las grandes tiendas como Ultra y La Época están cerradas o venden por dólares. Con el cierre de Western Union un montón de familias se las va a ver negras. Aunque los cubanos de Miami ya buscarán la forma de hacerle llegar los dólares a sus parientes”.
El día antes del anuncio de que las sucursales de Western Union iban a cerrar en Cuba, las colas eran inmensas. En la sucursal situada dentro de la tienda Brimart, en el municipio de Diez de Octubre, al sur de La Habana, en dos horas se agotó el dinero. “Es increíble. Si el mes que viene quitan el chavito (cuc) esta gente (el gobierno) no tiene suficiente liquidez para aprovisionar las sucursales de Western Union”, comentaba una señora disgustada.
En Cuba hay 407 puntos de pagos de Western Union, compañía estadounidense de servicios financieros que en 1999 comenzó a operar en Cuba. Olga Lidia, ama de casa, recuerda que cuando Fidel sacó de circulación al dólar comenzaron los problemas. «Primero inventaron el famoso impuesto del 20 por ciento y de un plumazo te robaban veinte dólares de cada cien que te enviaba tu familia. Luego se redujo al diez por ciento. Pero la Western Union, quizás por las protestas de muchos emigrados, tasaba los pesos convertibles a 0.97, mientras el banco lo pagaba a 0.87. En la época de Obama se podía cobrar cualquier cantidad, pero muchas veces las oficinas estaban cerradas porque no tenían dinero o el sistema informático no funcionaba. Ahora, a pesar de que los parientes te ponen dólares en Estados Unidos, se cobra en cuc, una moneda que apenas tiene capacidad de compra en Cuba”.
Una funcionaria de Western Union ratificó a Diario Las Américas que FINCIMEX es una firma que pertenece a GAESA, conglomerado de empresas militares que administran el 90 por ciento de las divisas que entran al país. Sin embargo, en la nota oficial publicada en los medios oficiales no se menciona que FINCIMEX es una entidad militar ni las causas por la cual Washington decidió cerrar sus operaciones. “Se estaba negociando con funcionarios de la Western Union que el dinero que se enviara se transfiriera a tarjetas MLC (moneda libremente convertible). No estuvieron de acuerdo. Tampoco les convino que se pagaran directamente en dólares las transacciones”, explica la funcionaria.
Desde el punto de vista de Abel, profesor jubilado, las medidas de Trump contra el gobierno están perfectamente justificadas. “Lo que pasa es que en Cuba no cuentan la historia completa. Todo esto empezó por la intromisión del gobierno cubano en Venezuela. Pero en mi opinión muchas de esas medidas son ingenuas. ¿De qué vale hacer una lista para que los estadounidenses no se alojen en hoteles administrados por los militares si todo el país lo controlan los militares? Con lo de las remesas es lo mismo. El gobierno puede autorizar al Banco Metropolitano para que hagan las transacciones en lugar de la Western Union. Da igual, todo pertenece al Estado. Lo que sí es cierto que esas medidas afectan al pueblo y a los trabajadores por cuenta propia. En esta guerra entre el gobierno de Estados Unidos y el de Cuba, el pueblo es un daño colateral”.
La mayoría de los opositores, periodistas y artistas independientes tampoco aprueban la medida. Luis Manuel Otero, el activista más contestatario, al frente del Movimiento de San Isidro, considera que “el tema de la Western Union tiene varias aristas. El cambio va a venir de la gente. Cuando te digo la gente, hablo del cubano del día a día, el que come arroz con croqueta y se dispara larguísimas colas para comprar pollo. Una parte de esa gente, una especie de clase media baja, cierta farándula o los que tienen negocios privados -y no son precisamente los que comen arroz con croqueta-, reciben remesas desde Estados Unidos. Si esas personas que reciben dólares, y el gobierno de Estados Unidos quita la Western Union, le da toda la posición moral al régimen para desconectarnos de personajes como Otaola».
«Si yo, por ejemplo, Luis Manuel Otero Alcántara, un activista pegado a la calle, sale en un programa de Otaola, y Otaola apoya esa medida, en el subconsciente de la sociedad cubana marcas una especie de distancia y desprecio, porque indiscutiblemente, si tú, que eres el que supuestamente vas a traer democracia, estás de parte del hombre que nos está metiendo el hacha, para muchos compatriotas se crea una interconexión entre Estados Unidos, Trump y Otaola, que apoya el parón y el cierre de las oficinas de Western Union, lo que significa que estás en contra de mi pollo, de los dólares que recibo por Western Union y que ahora voy a pasar doble de trabajo para llegar a fin de mes”.
“He escuchando varias versiones, que si Trump hace bien, que ahora sí, que tienen al gobierno contra la pared. Pero yo soy muy escéptico, pues ya han pasado unas cuantas administraciones estadounidenses presionando al régimen y éste cada vez es peor. Estamos en un momento interesante, no lo dudo, pero creo que un 60 por ciento de los cambios en Cuba van venir de la conexión que se genere entre la oposición y la gente. Y el otro 40 por ciento es con la conexión que se tenga con el exilio. Para mí esa medida lo que hace es dividir: o apoyas las medidas de Trump o estás con la gente que sufre todos los días las penurias cotidianas”.
“El régimen va a diseñar su narrativa. Aumentar la propaganda con discursos como ‘yo no soy el que te quita los dólares, es Trump’. Ellos tienen suficientes herramientas para sostener su economía de cuartel. Repartir arroz, frijoles y un trozo de pollo. Es la gente la que se va haber afectada. Cuando el periodo especial, en los 90, demostró que el régimen se maneja mejor en esos contextos. Ahora hay muchas más vías de escape, la gente se va para Guyana o cualquier otro país y trae cuatro champú y se pone a luchar en Cuba. El cubano tiene un condicionamiento eterno a la miseria”.
“Los activistas y opositores también se van a ver afectados. Nosotros compramos el mismo pollo que come todo el mundo, recibimos el dinero por Western Union como todo el mundo. Y de contra, estás acosado por todo un experimentado aparato psicológico y represivo. Soy optimista, más temprano que tarde, en Cuba sucederán cambios. Pero soy escéptico con esta medida sobre las remesas y el cierre de Western Union”, concluye Otero Alcántara.
Manuel Cuesta Morúa, veterano disidente, piensa que la “noticia del cierre de las sucursales de Western Union no es buena. Es una respuesta al intento del gobierno de Trump de desconectar a los militares cubanos de los beneficios del dólar y de la economía global. Cierto que los militares en vez de dedicarse exclusivamente a su misión, que es la defensa, ha trocado esa función dedicándose a actividades que deberían estar en manos de los civiles”.
“Y lo han hecho de manera cautiva: con lógica militar y estableciendo un país alternativo al país real. ¿Pero hasta dónde sancionar a estructuras y no concretamente a individuos puede beneficiar a los cubanos? No parece posible en Cuba, donde el país alternativo equivale a la economía real. El capitalismo de compinches tiene charreteras en Cuba y controla directamente o indirectamente todo lo que vale en la economía nacional”.
“Que la Western Union se vaya de la Isla daña fundamentalmente a las familias cubanas. Está por ver si el volumen de remesas que se está moviendo en Cuba puede ser absorbido por los mecanismos alternativos. O por otros estatales. Tengo la impresión que las demandas electorales se están superponiendo a la efectividad estratégica. ¿Los perdedores? La población cubana y el alejamiento de un mejor clima para la democratización. Los tipos duros no están especialmente dotados para democratizar un país”, sentencia Cuesta Morúa.
No pocos cubanos sospechan que el patrocinio de medidas como éstas por un sector del exilio en Miami, tienen el propósito de aumentar el descontento y generar futuras protestas callejeras. Pero hasta el momento, ningún politólogo ni ningún sociólogo, conocen una fórmula efectiva para implementar estallidos sociales a distancia. Si la intención de la Casa Blanca fue beneficiar al pueblo, por favor que un funcionario del Departamento de Estado se lo explique a los cubanos de a pie. El efecto que ha provocado en ellos es justamente lo contrario.
Iván García
Foto: Oficina de Western Union. Tomada de Diario de Cuba.